Un estudio advierte de los posibles riesgos de los trasplantes fecales

Los trasplantes de microbiota fecal (FMT) se han propuesto como tratamiento para diversas enfermedades -enfermedades inflamatorias intestinales, obesidad y diabetes tipo 2 hasta el autismo. Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad de Chicago advierte sobre su uso generalizado, debido al riesgo de efectos secundarios duraderos e imprevistos para quienes los reciben.
El FMT consiste en transferir microbios presentes en las heces de una persona sana a otra enferma, con la esperanza de restaurar el equilibrio en la microbiota intestinal. Pero como estas heces contienen principalmente microbios anaerobios del colon (que no toleran el oxígeno), el procedimiento puede provocar desajustes si esas bacterias terminan colonizando partes distintas del intestino, como el intestino delgado.
En estudios con ratones y muestras humanas, los investigadores observaron que estas bacterias anaerobias no solo colonizaban el intestino delgado tras un solo trasplante, sino que permanecían allí durante meses. Además, modificaban el entorno intestinal a su favor, alterando el metabolismo, el comportamiento y el equilibrio energético del receptor.
«Este hallazgo debería hacernos reflexionar sobre cómo usamos los FM», explica Orlando DeLeon, autor principal del estudio. «Si queremos terapias efectivas, debemos asegurarnos de que los microbios se introduzcan en el entorno intestinal correcto».
El uso del FMT solo está aprobado en algunos países para infecciones recurrentes por Clostridium difficile (C. diff), una bacteria que causa graves síntomas intestinales. Sin embargo, su éxito en estos casos ha llevado a que algunos médicos lo usen en otras enfermedades digestivas.
El problema es que el intestino no es un ambiente uniforme: tiene regiones muy diferentes, cada una con su propio ecosistema microbiano especializado. Reemplazar la microbiota de una zona no significa que se pueda arreglar el resto del sistema.
Para estudiar esto, el equipo trasplantó microbios de diferentes zonas del intestino (del yeyuno, del colon y del ciego) en ratones. Todos lograron colonizar regiones fuera de su lugar original, causando desajustes que duraron hasta tres meses. Además, afectaron el metabolismo hepático, el comportamiento alimentario y el gasto energético de los animales.
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que los microbios modificaban el tejido intestinal para adaptarlo a sus necesidades, cambiando la expresión genética del lugar que colonizaban para que se pareciera más a su entorno de origen.
Eugene B. Chang, coautor del estudio, señala que aún no entendemos completamente los efectos a largo plazo de introducir microbios en nuevas zonas intestinales. «Realmente no sabemos qué contiene un FMT, solo que son microbios mezclados -comenta Chang. Pero incluso un solo trasplante puede cambiar de forma duradera la relación entre huésped y microbiota».
Como alternativa, los investigadores proponen trasplantes «omni-microbianos» (OMT): incluir microbios de todas las regiones del intestino, no solo del colon. Así, al administrarlos (por vía oral o endoscópica), los microbios podrían asentarse de forma más natural en el lugar que les corresponde.
abc