¿Sabía el T-Rex el paso lunar? Los científicos tienen pruebas.

Cuando Michael Jackson realizó el moonwalk por primera vez el 16 de mayo de 1983, en "Motown 25: Yesterday, Today, Forever", el mundo quedó atónito. El público del estudio enloqueció, y su paso fluido, que desafiaba la gravedad, se convirtió en un ícono de la cultura pop.

Pero ¿qué pasaría si ese famoso “moonstep” no fuera tan original como parece?

Nuevos descubrimientos paleontológicos arrojan luz inesperada sobre... las habilidades de baile de los dinosaurios. Huellas descubiertas en la región de Dinosaur Ridge, Colorado, indican que terópodos gigantes, quizás incluso ancestros de los tiranosaurios, realizaban algo parecido al paso lunar. Millones de años antes de que al Rey del Pop se le ocurriera siquiera llevarlo al escenario.

Una arena de baile prehumana

Se han descubierto treinta y cinco huellas inusuales en las llanuras fósiles de Colorado. Espaciadas, diversas y repetitivas, revelan un patrón de movimiento distintivo. Los animales desplazaban el peso corporal hacia adelante y luego se retraían en el mismo lugar, dejando huellas que se asemejaban a una danza. Los científicos compararon esto con el comportamiento de cortejo de las aves modernas y concluyeron que podrían representar una zona de recreo de dinosaurios.

Este no es un paseo casual de depredadores prehistóricos. Es un lugar donde los reptiles gigantes regresaban regularmente, probablemente durante varias temporadas de apareamiento, para presumir ante sus posibles parejas.

Moonwalk en versión dinosaurio

Los análisis indican que los movimientos estaban sincronizados con precisión: una pierna hacia atrás, luego la otra, en repetición rítmica. Los animales también giraban en círculos y arañaban el suelo con sus garras. Todo parecía un ritual de danza, único y expresivo, aunque sin duda mucho más peligroso que la versión teatral de Jackson.

Como señala el Dr. Caldwell Buntin, de la Universidad Old Dominion, las huellas presentan características congruentes con la actividad social y de apareamiento. No se trataba de una pelea. Era un intento de seducción, un espectáculo de poder, equilibrio y precisión, similar a un moonwalk antes de que existiera la música.

Espectáculos con un toque de misterio

Aunque los científicos no están seguros de qué especie dejó las huellas, sospechan que se trata de ornitomimidos, dinosaurios similares a los avestruces modernos, entre otros. También es posible que se trate de rastros de Acrocanthosaurus, un enorme carcarodontosáurido carnívoro que podía alcanzar los 11,5 metros de longitud.

Independientemente de la identidad de los perpetradores, una cosa es segura: estos reptiles sabían cómo presentarse. Y lo hicieron de una forma sorprendentemente familiar, un gesto que recuerda a uno que se convertiría en un icono de la cultura pop millones de años después.

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