Balance

Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Portugal

Down Icon

Balance

Balance

Cada semana me encuentro con la necesidad de decir algo y me asombran los acontecimientos que suceden. Escribir semanalmente presenta esta dificultad a quienes, como yo, no creen poder comprender las noticias. Cada semana, me siento abrumado por los acontecimientos. Quizás otras personas se sientan como yo: sin saber qué decir, sin querer dejarse absorber por ellos, luchando con su propia insignificancia en un mundo que lo quiere todo rápido, y donde apenas importa detenerse un momento, respirar, dejar pasar el tiempo. Leer los periódicos quizás nos da una idea exacta de nuestra mortalidad. Todo se encamina hacia la muerte, el tiempo pasa demasiado rápido para que podamos recuperarlo y al final todos morimos, al igual que mueren inocentes por todas partes ahora mismo. Por eso, me parece casi inmoral dedicarme el tiempo y el espacio de estas líneas que no pretenden cambiar nada, perderme en mis pensamientos, mientras muere una persona más, ¿qué importa detenerme y prestar atención a la enormidad de estar vivo y a salvo en 2025?

Entonces pienso en ello, en el milagro de este año libres y seguros, en nosotros, que estamos viendo pasar los meses sin mayor sufrimiento, protegidos y alimentados, y pienso en si es feo o no hablar de ello, celebrarlo, dar gracias por ello, balanceo la incomodidad sin llegar a una conclusión. ¿Cómo podemos interpretar la responsabilidad de tener un espacio, por simple que sea? Quizás al evitar que se contagie de violencia, tal vez eso sea importante en tiempos como estos. Correr el riesgo de la insignificancia, incluso de la redundancia, si eso implica rescatar tres párrafos del torbellino agresivo del presente.

Pero ¿realmente vale la pena? ¿A quién le interesa? ¿A quién le importa? ¿Es deseable, una precaución honorable (o una presunción) o una simple idiotez? En este mundo de expertos y especialistas, seré un repetidor más del arte de decir mucho sobre nada, del cual esta frase y estas preguntas son un ejemplo.

Muchos escritores sacrifican las columnas de opinión por muchas razones, la mayor de las cuales es su vida lenta y monótona, y la lenta y monótona digestión de esa vida. Por muy apresurado que esté, me fijo en cosas insignificantes y le hago preguntas al mundo: el equilibrio del operador de grúa a la hora del almuerzo al salir de la cabina y comer de una lonchera sentado en lo alto, las dos tazas de café derramadas en la bandeja, el cartel en la oreja de la señora de la limpieza, los puntos en el calcetín del sexagenario, la hora en que empiezan a cantar los grillos, el olor de la bata del hombre, el crecimiento de las plantas en la escalera de la entrada de la casa, las manchas de polvo en las ventanas de la cocina, el bronceado de la mujer, las migas en la mesa.

Tener tiempo y tranquilidad para fijarse en nimiedades es un gran privilegio para pocos en el mundo, incluyéndome a mí. ¿Tiene sentido detenerse en la nada junto a los intérpretes (y la astringencia) del mundo? No lo creo.

observador

observador

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow