El cine en Mozambique «sigue vivo, pero con algunas heridas»

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El director mozambiqueño, nacido en la ciudad de Beira, habló con Lusa sobre la industria cinematográfica mozambiqueña en el marco del estreno en Portugal, el 26 de junio, de su más reciente proyecto: la película 'O Ancoradouro do Tempo', una adaptación del libro de Mia Couto 'A Varanda do Frangipani'.
En la década de 1980, después de que la nación lograra su independencia, "el cine en Mozambique se convirtió en la tercera empresa o institución que más dinero dio al Estado", explicó el guionista y productor.
"Era bastante rentable porque se había nacionalizado la distribución, la exhibición y la producción y los cines estaban naturalmente muy llenos, porque no había televisores, por ejemplo" en las casas particulares, explicó.
Fue a través de este arte que "los mensajes llegaron a todo el país", que tiene más de "diez mil kilómetros de costa" de norte a sur, indicó.
"Luego, con la aparición de la televisión, hubo obviamente una redimensión del papel del cine, pero siguió siendo y sigue siendo, digamos, uno de los vehículos artísticos importantes", continuó.
Sin embargo, el guionista destacó que, "como es evidente", con la crisis financiera, pero también con la privatización del sector y la falta de apoyo estatal, el cine mozambiqueño "sigue vivo, pero con algunas heridas".
"El principal problema del cine mozambiqueño es la falta de dinero, porque no falta talento, por eso ahora hay una generación joven que hace películas prácticamente sin dinero", afirmó.
En su opinión, este país de habla portuguesa del este de África se encuentra en un período de transición, hasta que se entienda, de nuevo, que el cine puede jugar un papel importante y hasta que haya una "mayor conexión con el sistema de televisión pública, que tiene alrededor de 14 canales y ofrece mucho" a los consumidores.
Por otro lado, Sol de Carvalho cree que esta asociación entre cine y televisión puede ayudar a resolver el hecho de que los cines están lejos de la población, centrados en las ciudades, lo que obliga a la gente a utilizar el transporte público para ver el arte que se proyecta.
Cuando se le preguntó si considera que el arte en Mozambique, en particular el cine, es realmente independiente de la antigua metrópoli, respondió que considera que "hay muy pocos países que sean totalmente independientes culturalmente".
Para él, las relaciones globales y las relaciones financieras actuales "forman un cruce internacional muy grande".
«Incluso Portugal, que tiene condiciones mucho mejores que Mozambique, también es dependiente desde el punto de vista cultural, porque también recibe apoyo de otros lados», subrayó.
A su vez, el director destacó que es muy difícil para un país africano, con un nivel de pobreza como el suyo, "ser culturalmente independiente".
“Cuando digo culturalmente independiente, tengo que ver con producción cultural con fondos nacionales”, explicó.
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