Entre OnlyFans y TikTok: el conservadurismo en Portugal

El conservadurismo está de moda. O mejor dicho, está de moda decir que eres conservador. Y, entre eslóganes, fotos sexualizadas en Instagram, cuentas de OnlyFans y toneladas de maquillaje que promueven un tradicionalismo al estilo TikTok (que no se practica), podemos vislumbrar la ausencia de propósito más allá de la esfera individualista.
No, ustedes no están promoviendo el conservadurismo; se están promocionando a sí mismos utilizando el conservadurismo.
¿Cuántos de ustedes, que se identifican como conservadores, adoran el lema «conservador en costumbres y liberal en economía»? ¿Y cuántos se han detenido siquiera cinco minutos a pensar en lo que eso significa realmente? ¿Qué significa ser conservador en costumbres? ¿En qué costumbres? ¿Y por qué? ¿Qué significa ser liberal en economía? ¿Pueden estas dos posturas entrar en conflicto?
¿Qué pretenden preservar?
Aferrarse a una bandera de forma acrítica, buscar protagonismo en redes sociales o en espacios políticos donde no se promueve la diversidad, no los convierte en conservadores. Los convierte en personas perspicaces, capaces de interpretar los signos de los tiempos y comprender los fenómenos globales. Su mérito reside en anticipar los cambios sociales y políticos, en comprender hacia dónde soplará el viento en el futuro cercano. Para sus objetivos personales, no me cabe duda de que funciona. Pero, para una declaración conservadora, eso no basta; puede socavar la posibilidad de cambios reales en el panorama político y social, e incluso conducir al fin del conservadurismo como realidad política.
En realidad, no existe una alternativa política conservadora creíble en Portugal. Ese espacio, por su propia naturaleza, pertenecía al CDS (Centro Democrático y Social - Partido Popular). Pero el CDS optó por ser un apoyo para el Partido Socialdemócrata, por ceder ante la ideología eurocéntrica y, seamos honestos, dejó de promover el conservadurismo donde más importa: en la sociedad. El CDS priorizó la preservación de sus carreras políticas y pagará un precio aún mayor en el futuro si no se rectifica el rumbo. Porque, llegado un punto, ni siquiera podrá preservar eso.
Las elecciones locales demostraron que los demócrata-cristianos tienen margen de maniobra, pero deben saber aprovecharlo al máximo y trabajar para promover la preservación de las tradiciones, la cultura y la soberanía, y luchar por la confrontación en defensa de sus convicciones. Los demócrata-cristianos dieron por zanjados asuntos que distan mucho de estarlo, y se doblegaron ante lo que la espiral de silencio promovió como verdad absoluta. ¿Saben quién no dio por zanjados estos asuntos? La izquierda, que recientemente llevó a cabo una campaña para extender el plazo en el que se puede eliminar a personas.
¡No hay temas cerrados!
Es común ver la defensa a ultranza del libre mercado como un ideal superior del conservadurismo. Pero ¿qué sucede cuando esta libertad total de mercado choca con el llamado conservadurismo en las costumbres? ¿De qué lado estarán?
Cuando una mujer que ejerce la profesión más antigua del mundo a través de OnlyFans se une a un partido que se declara conservador en sus principios morales y liberal en lo económico, o bien el partido es coherente y la expulsa, reafirmando su conservadurismo moral y rechazando el liberalismo económico, o bien la acepta y adopta el liberalismo tanto en lo moral como en lo económico. No puede ser ambas cosas.
¿Y qué hay de la educación? ¿Aceptarás que las escuelas privadas promuevan contenidos que podrían considerarse inmorales? ¿Y en las escuelas públicas? ¿Aceptarás sin más el abandono total de la moral cristiana en la educación, promoviendo una cultura atea disfrazada de secularismo? ¿Será esto conservadurismo jacobino?
¿Y qué hay de las drogas? ¿Promoverás un mercado libre para el narcotráfico? ¿O protegerás a la sociedad y realizarás evaluaciones prudentes de cada caso específico?
¿Aceptará usted, por ejemplo, la aparición de empresas de reproducción asistida (madres subrogadas)?
Es urgente un debate dentro de los círculos conservadores, y no debemos dejar nuestra bandera en manos de quienes la ven como una oportunidad para el éxito personal y financiero.
El conservadurismo no es una herramienta para la ambición personal. Es un compromiso con la preservación de lo que define nuestra identidad, nuestra cultura y nuestros valores. Si queremos que sobreviva y tenga un impacto real, debemos dialogar, elegir con coherencia y actuar con determinación. No podemos esperar que el futuro nos sea dado.
observador




