El entrenador Fabio Celestini siempre ha mostrado entusiasmo por jugar al fútbol en el extranjero. Ahora, su destino, Moscú, le resulta irritante.


Fabio Celestini cumplirá 50 años a finales de octubre. El entrenador acaba de tener su mejor año, ganando el doblete con el FC Basilea, en condiciones difíciles, con desconfianza e interrogantes en medio de su euforia. ¿Podrá perdurar el amor que se ha encendido entre él y el Basilea? Cuanto más se acercaba el final de la temporada, más evidente se hacía: el amor se está rompiendo en su apogeo.
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Pasaron los días tras la victoria en la Copa, y de repente España ya no era una opción para Celestini, porque el Getafe, el club en el que jugó, se marchaba con José Bordalás como entrenador. El Basilea tardó unos días más en despedirse de Celestini con cánticos de elogio. ¿Y ahora qué? El viernes se anunció que el suizo francófono no se marchaba a España ni a ninguna otra liga extranjera, sino, como por una vía de escape, a Rusia, donde sin duda le afluirían los rublos. Al CSKA de Moscú, el club militar que forma parte de la esfera de influencia de Vladímir Putin.
Celestini lleva consigo a varios asistentesCelestini ya no levanta trofeos suizos con la camiseta rojiazul del Basilea, sino que presenta recuerdos de su nuevo equipo con la camiseta rojiazul de Moscú. El CSKA de Moscú ganó su último título nacional en 2016 y terminó tercero en la Premier League rusa este año. El club da una cálida bienvenida al suizo en su página web ("Bienvenido a casa, Fabio") , anuncia que podrá traer a algunos asistentes y no olvida mencionar que el nuevo empleado ya ha asistido a un partido de juveniles.
Esperemos que tenga más éxito que los dos entrenadores de Basilea que fueron al Spartak (Yakin y Abascal). Parece la mejor opción entre los nombres que se rumorean, ya que dejó el Basilea con un doblete, pero sigue siendo algo diferente para un entrenador de Europa (occidental) trabajar en las condiciones rusas. https://t.co/Debo9ProFG
— RPL Sky (@RPLNews_eng) 20 de junio de 2025
Celestini busca en Moscú una nueva felicidad: éxito, reconocimiento y títulos. En otras palabras, todo lo que se le escapó en Suiza durante tanto tiempo. Tuvo buenos momentos: en Lausana (ascenso), en Lugano (primera fase) y también en Lucerna (victoria de la Copa 2021 en un estadio vacío), pero a los buenos tiempos siempre le siguieron los malos. A veces inexplicables, casi misteriosos.
Celestini se estancó, siempre el retador para quien su propio país parecía demasiado pequeño. También fue el incomprendido, que les recordó a los valdenses a Stan Wawrinka, el exjugador que, en su juventud como entrenador, dudaba de la competencia de casi todos los árbitros que no habían jugado al fútbol.
Tras ganar la copa con el Lucerna en 2021, Celestini concedió una entrevista al periódico francófono "Le Matin Dimanche". En esencia, afirmó que en Suiza solo se considera un gran entrenador tras ganar títulos. Y lo ha conseguido: "Sé que nunca me darán el YB y el Basilea". El entrevistador le preguntó dos veces por qué. La respuesta fue dos veces: "No lo sé". Las heridas de Celestini, quien tuvo una complicada trayectoria como jugador de la selección nacional y pasó años a la sombra de Johann Vogel, se reabrieron una y otra vez.
David Degen aprobó el nombramiento de CelestiniCelestini, en busca de reconocimiento. Tras una breve etapa bajo presión del FC Sion, asumió el control del FC Basilea a finales de octubre de 2023, que se había desplomado hasta el fondo de la tabla. El FC Basilea que nadie quería cederle. El presidente del club, David Degen, no fue el primer partidario de Celestini, pero aprobó la propuesta. La necesidad era insoportable. Celestini estabilizó al equipo, que se tambaleaba con dificultad, y, gracias al efecto Shaqiri, lo condujo al título de liga y la victoria en la copa la temporada siguiente.
Y esto sin haber sido sometido a presión pública en la fase final del campeonato.
Se mantuvo firme, pero pronto se dio cuenta: Basilea ya no era una opción. El excapitán del Olympique de Marsella tenía la vista puesta en la tierra prometida, el gran partido, y ahora se muda a Moscú. Tras el Telón de Acero, a un país aislado del fútbol europeo desde la guerra de agresión contra Ucrania. Celestini gana bien en Moscú, pero corre el riesgo de caer en el olvido allí. Demasiado lejos, en otro mundo, sin una Copa de Europa, recibiendo poca o ninguna atención en Europa Occidental.
Las críticas a su elección de club son devastadorasNaturalmente, esta mudanza al Este viene acompañada de fuertes críticas. Los comentarios en los medios y foros suizos son devastadores. Se está blandiendo el garrote moral. Una traición a los colores rojiazules. ¡Moscú! ¡CSKA! ¿Cómo pudo alguien hacer esto? Guillermo Abascal, también exentrenador del Basilea, fichó por el Spartak de Moscú entre 2022 y 2024 en plena guerra de Ucrania. Él también se encontró con la incomprensión y la malicia de Suiza.
Moscú es un lugar dudoso para un entrenador de fútbol suizo. Política y deportivamente. Al menos desde una perspectiva eurocéntrica. La elección de Celestini como entrenador también sorprende porque, como bicampeón, no parecía bajo presión. El Getafe cayó, sí. ¿Pero por qué no esperar un poco? Él decidió lo contrario.
Está contento de poder formar su cuerpo técnico como mejor le parezca en Moscú. Ya ha impulsado una mayor concentración de poder de decisión en clubes más pequeños como Lausana, Lugano y Lucerna. Ahora puede contar con una amplia gama de recursos. En la capital rusa. Entre bastidores.
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