Lo que hay detrás de las promesas de reconocimiento de Palestina como Estado

En medio de la creciente presión global por la situación en la Franja de Gaza, Francia, Reino Unido y Canadá –tres grandes potencias del Grupo de los Siete– anunciaron a finales de julio y principios de agosto su intención de reconocer el Estado de Palestina durante la 80.ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se realiza este mes. Otros países como Australia y recientemente Bélgica se unieron a esta promesa. Mientras que en mayo, España, Irlanda y Noruega oficializaron el reconocimiento de Palestina como Estado independiente y soberano.
Francia, Reino Unido y Canadá dejaron en claro además su reclamo básico de un inmediato alto el fuego, entrega de los rehenes e ingreso de ayuda humanitaria en Gaza.
Pero hubo diferentes matices en su anuncio. El presidente francés, Emmanuel Macron, reclamó “construir el Estado de Palestina, asegurar su viabilidad, y que la desmilitarización de Hamás y el reconocimiento pleno de Israel contribuyan a la seguridad de todos en Medio Oriente”.
En tanto, el premier británico, Keir Starmer, utilizó la cuestión del reconocimiento como una advertencia hacia el gobierno de Benjamín Netanyahu, y condicionó su eventual anuncio sobre el tema “a que el Gobierno de Israel tome medidas sustantivas para poner fin a la terrible situación en Gaza, alcance un alto el fuego, deje claro que no habrá anexión en Cisjordania y se comprometa a un proceso de paz a largo plazo que ofrezca una solución de dos Estados”.
Por su parte, el primer ministro canadiense, Mark Carney, fue mucho más específico y dijo que su intención es que la Autoridad Palestina “celebre elecciones generales en 2026 en las que Hamás no pueda participar, y se desmilitarice al Estado palestino”.
Las condiciones de un EstadoPero ¿cuál es el sentido de “reconocer” un Estado que no existe en los hechos? La decisión implica, entre otras cuestiones, que el Estado de Palestina puede abrir en cada país una representación y contar con un embajador con el mismo estatus diplomático que cualquier otra nación.
En 1933, la Convención de Montevideo, un tratado firmado en la capital uruguaya por 19 países, todos ellos de América, estableció los criterios que debían cumplirse para el reconocimiento de un nuevo Estado.
Aunque fue un acuerdo de naciones americanas, sus criterios terminaron por ser incorporados por toda la comunidad internacional.
Básicamente, las tres condiciones más importantes son “pueblo”, “territorio” y “gobierno”. ¿Existe una población permanente? ¿Ocupa esa población un territorio definido con control de sus fronteras? ¿Tiene un único gobierno reconocido?
En cuanto a la cuestión de “pueblo”, en el caso de Palestina, la comunidad internacional validó su identidad a partir de la década de 1970, y 78 países lo reconocieron como Estado pocos meses después de la declaración de independencia del Consejo Nacional Palestino en noviembre de 1988. Hoy en día, suma un total de 147 reconocimientos.
En lo relativo a “gobierno” y “territorio”, los palestinos jamás ejercieron el control pleno de su tierra, y desde 2007 existe además un gobierno dividido, Al Fatah dirigido por el presidente Mahmoud Abbas en Cisjordania, y el grupo terrorista Hamás en la Franja de Gaza.
Pero, según la experta libanesa Maryz Younes, presidenta de la Red Internacional para el Estudio de las Sociedades Árabes (Inass), de todas maneras las condiciones se cumplen plenamente.
“La existencia de una entidad bajo ocupación no anula el reconocimiento ni impide la activación de un Estado ya existente; simplemente suspende su estatus jurídico hasta que se restablezca el ejercicio pleno de su soberanía”, dijo Younes en diálogo telefónico con La Nación (Argentina) desde Beirut.
“En este caso particular, lo que obstaculiza la condición de Estado no es la ausencia de los criterios para su reconocimiento, sino factores políticos, concretamente, la existencia de una potencia ocupante que impide el ejercicio pleno de aquellos requisitos. Por eso, es responsabilidad de la comunidad internacional activar este reconocimiento en lugar de suspenderlo, como desea la ocupación”, agregó Younes.
En la misma dirección se expresó el exdiputado Diego Guelar, con una vasta trayectoria diplomática como embajador argentino en diferentes países.
“El reconocimiento tiene un importante rol simbólico. Implica apuntar a la paz y a la convivencia de dos naciones. Yo soy judío y ni un solo miembro de nuestra comunidad protestó en 2010 cuando Argentina reconoció a Palestina. Me pareció un gesto importante desde un país como el nuestro, donde judíos y musulmanes convivimos pacíficamente desde hace generaciones. El reconocimiento significa apostar a que Israel y Palestina pueden vivir juntos y en paz”, dijo Guelar.
¿Cómo sería el gobierno?De todas formas, ambos expertos coincidieron en que las cuestiones de “gobierno” y control del “territorio” presentan desafíos complicados en este caso.
“El control del territorio de un Estado palestino no estaría a cargo de un ejército tradicional, pero debería tener fuerza suficiente para gestionar los asuntos internos en un contexto excepcional como la ocupación”, señaló Younes. “Y lo que se necesita a cambio es una voluntad política internacional que apoye esta realidad excepcional transitoria”, agregó.
Guelar profundizó en los factores históricos que llevaron a la actual situación política palestina. “Los acuerdos de Oslo de 1993 apuntaban a consolidar un gobierno con su propia fuerza de seguridad que pudiera controlar su territorio. Pero ese proyecto se interrumpió desde 2007, cuando Hamás tomó el control de Gaza. Y lo que se produce es una ‘extremización’ en ambos lados. Hamás, en el poder en Gaza; y en Israel, la hegemonía política de Netanyahu, que no quiere saber nada del reconocimiento de un Estado palestino. Y yo miro ahora con horror que muchos digan que reconocer un Estado palestino significa dar apoyo a Hamás”, dijo Guelar.
De todas maneras, en el actual contexto político europeo, el exdiplomático argentino definió la decisión de Francia y Gran Bretaña “solo como un gesto tranquilizador de conciencias”.
“Frente a una situación tan dramática como la que se vive en Medio Oriente, creer que lo pueden resolver con una ‘declaración de deseos’ muestra la extrema debilidad de una Europa que es incapaz de arreglar el conflicto que tiene en su propia región, en Ucrania, que tampoco encuentra cómo abordar cuestiones internas complejas, como el problema migratorio o el auge de la extrema derecha”, afirmó Guelar.
En este sentido, si bien valoró la necesidad de reconocer un Estado Palestino, se mostró pesimista sobre una solución duradera al conflicto de Medio Oriente.
El odio se ha acrecentado en ambos bandos. Y hoy no hay ningún líder en condiciones de encaminar el proceso de convivencia pacífica
“El odio se ha acrecentado en ambos bandos. Y hoy no hay ningún líder en condiciones de encaminar el proceso de convivencia pacífica, como lo intentaron Yitzhak Rabin, Shimon Peres y Yasser Arafat en 1993”, comentó.
Por su parte, Younes miró con esperanza los pequeños avances en el corto plazo que pueden llevar algo de alivio a la región.
“Si bien la escalada actual representa una táctica de máxima presión por parte del gobierno de Netanyahu, la voluntad política internacional puede convertirla en una oportunidad para avanzar en un primer acuerdo negociado sostenible”, concluyó.
Rubén Guillemí - La Nación (Argentina)
Otras lecturas sobre este reconocimiento
Un manifestante ondea una bandera palestina durante una manifestación en Roma. Foto:AFP
“Reconocer a Palestina como Estado, más que un acto legal, es una herramienta de presión para exigir un alto al fuego y facilitar la ayuda humanitaria”, explica José Joel Peña Llanes, doctor en Derecho Internacional y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) a El Universal (México). El internacionalista señala que el reconocimiento de Palestina por potencias occidentales introduce una nueva dinámica internacional al mostrar que la inacción ya no es “sostenible” para muchos países.
De formalizarse el reconocimiento, se abriría la puerta para que Palestina esté presente en más espacios diplomáticos, económicos y legales; podría formar parte de organismos multilaterales y obtendría opciones de apoyo a través de relaciones diplomáticas formales con más países.
En el mejor de los casos, “se estimularía el flujo de ayuda económica y cooperación internacional, contribuyendo al desarrollo institucional y a la mejora de las condiciones de vida de la población”, puntualiza Peña.
No obstante, el impacto práctico, sobre todo en el corto plazo, resulta incierto. “El reconocimiento de Palestina no va a resolver por sí mismo el conflicto”, enfatiza el experto, pues para convertir a Palestina en un Estado plenamente funcional es indispensable un reordenamiento interno que garantice las capacidades del territorio para garantizar servicios esenciales a la población.
El reconocimiento de Palestina no va a resolver por sí mismo el conflicto (...) Una vez reconocido, Palestina necesitará apoyo internacional para fortalecer su sistema político y su gobernanza
“Una vez reconocido, Palestina necesitará apoyo internacional para fortalecer su sistema político y su gobernanza”, advierte. Asimismo, recalca la importancia de que los palestinos sean quienes tomen las decisiones del futuro de su país, ya que la intervención de potencias extranjeras en procesos similares en países como Irak, Afganistán y Siria “dejaron al margen a su población y han demostrado no ser efectivas”.
“El reconocimiento del Estado palestino por parte de las potencias occidentales es un hecho importante e interesante en la diplomacia internacional, no por su efecto inmediato, sino por su carga política y simbólica”, agrega el internacionalista.
Peña Llanes también cuestiona los efectos que tendrá la oficialización de estos reconocimientos en la búsqueda de paz en la región. “La pregunta no es solamente cuántos países más reconocerán a Palestina, sino si este movimiento va a servir para abrir una nueva vía de negociación real o si va a continuar siendo un acto aislado, insuficiente frente al sufrimiento en Palestina”.
“La presión internacional crece, pero el desafío sigue siendo traducir dicha presión en hechos concretos y para que esto se lleve a cabo se necesita la voluntad política de Israel y de Estados Unidos”, concluye el internacionalista.
Joyce Castillo - El Universal (México).
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