El egiptólogo que desmonta la venganza de Tutmosis III contra la reina Hatshepsut: «No fue odio, fue ritual»

Fue una de las gobernantes más exitosas del antiguo Egipto y una de las pocas mujeres que reinaron antes que Cleopatra en 1.500 años, pero el legado de la reina Hatshepsut fue sistemáticamente borrado por su hijastro y sucesor tras su muerte, Tutmosis III. Durante décadas, los fragmentos de las estatuas de Hatshepsut encontrados en Deir el-Bahari, su complejo funerario erigido cerca de Luxor, fueron interpretados como evidencia de una venganza por parte del faraón. Sin embargo, una nueva investigación, que se acaba de publicar en la revista 'Antiquity', arroja dudas sobre esta teoría, basada en que el faraón habría orquestado una represalia contra una mujer en el trono.
Hatshepsut gobernó Egipto hace aproximadamente 3.500 años, tras la muerte de su esposo, Tutmosis II. Primero ejerció como regente de su hijastro, el príncipe heredero, pero logró consolidar el poder por derecho propio y se erigió reina-faraón. Los expertos afirman que amplió las rutas comerciales y encargó construcciones extraordinarias, entre ellas su templo funerario cerca del Valle de los Reyes, en la orilla occidental del Nilo.
«Los primeros historiadores solían sostener que la eliminación de las imágenes de Hatshepsut se debía a la venganza o al odio. Sin embargo, mi estudio sugiere que las razones probablemente fueron más rituales y prácticas. Por lo tanto, la razón detrás de la eliminación de las imágenes de Hatshepsut probablemente sea más matizada y compleja de lo que se creía», explica a ABC Wong.
Wong llevó a cabo un minucioso análisis de los archivos (notas de campo, dibujos, fotografías y correspondencia) de las primeras excavaciones realizadas en Deir el-Bahari entre 1922 y 1928 que se conservan en el departamento de Egiptología del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Descubrió que el estado de las estatuas recuperadas varía considerablemente. «Un número significativo de ellas se han conservado en un estado relativamente bueno, con sus rostros prácticamente intactos. También es sorprendente que algunas estatuas se recuperaran casi completas, mientras que de otras solo se ha recuperado una pequeña proporción de fragmentos», afirma el investigador.
Además, detectó que, con frecuencia, los fragmentos de la misma estatua se encontraban en diferentes partes de la necrópolis, a veces a cientos de metros de distancia, lo que sugiere que no fueron enterradas inmediatamente después de su retirada del templo. Como resultado, estuvieron expuestas a diversos procesos de alteración, el más significativo de los cuales debió ser su reutilización como materia prima en otras construcciones o herramientas, de acuerdo con el estudio. «Estas observaciones me llevaron a considerar cómo la reutilización de estas estatuas como material pétreo habría afectado a su estado», señala el investigador.
El ejemplo más destacado se encuentra en una casa de piedra situada al noreste del patio del templo, donde grandes secciones se construyeron utilizando fragmentos de la estatuaria de Hatshepsut. Tanto en este como en otros casos, el análisis del archivo de Wong indica que muchas de las estatuas sufrieron daños no causados por Tutmosis III.
Además, la investigación documenta que las estatuas que fueron dañadas durante el reinado de este faraón lo fueron de una manera específica: rompiéndolas en sus puntos débiles (el cuello, la cintura y las rodillas). Este fenómeno se conoce en egiptología como «desactivación» de las estatuas. Esta práctica ritual buscaba neutralizar el poder inherente de las imágenes y se ha aplicado a las estatuas de varios faraones a lo largo de la historia.
«A juzgar por la evidencia en Deir el-Bahari, es bastante probable que la mayoría fueran desactivadas y luego utilizadas como relleno para las construcciones de Tutmosis III en Karnak», apunta Wong. No obstante, su estudio no niega que Hatshepsut haya enfrentado un intento de supresión de su memoria ya que, tras su muerte su nombre fue eliminado en algunas listas reales y parte de su iconografía fue alterada.
Tras completar su investigación sobre el templo funerario de Deir el-Bahari, Wong está estudiando ahora la eliminación de las representaciones bidimensionales de esta reina (las que se encuentran en los muros de los templos, por ejemplo), así como el paradero de otras estatuas suyas fuera de este yacimiento. «Hatshepsut fue una prolífica constructora de monumentos, ¡así que hay mucho material por explorar!». asevera.
ABC.es