La cantera del rugby exhibe músculo y demuestra por qué confiar en el producto nacional

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La cantera del rugby exhibe músculo y demuestra por qué confiar en el producto nacional

La cantera del rugby exhibe músculo y demuestra por qué confiar en el producto nacional

A falta de tres jornadas para cerrar la temporada 2009-10 el equipo de rugby de El Salvador disponía de la primera oportunidad para sentenciar la Liga de División de Honor en Valencia frente Les Abelles. Dos años después, tenía a su alcance la posibilidad de reeditar el título de campeón liguero. Lo consiguieron con una plantilla repleta de jugadores que no se habían formado en Valladolid ante un rival que estaba matemáticamente descendido. "Apenas lo celebramos", recuerda el que fuera entrenador aquella temporada del club pucelano Juan Carlos Pérez Delgado.

"Eran profesionales que hacían muy bien su trabajo pero que no tenían un sentimiento de pertenencia al club", explica. Hace solo dos semanas, esta vez en su propia casa, los pucelanos han vuelto a proclamarse campeones. En la alineación titular aparecían siete canteranos, además de otros cinco en el banquillo. La presencia de jugadores de la casa hubiera ascendido a nueve o más si no es porque dos de ellos habían sido sancionados la semana anterior o porque otros dos causaron baja debido a lesiones de larga duración.

"Ese título supuso algo muy distinto porque muchos chicos son de aquí y, de hecho, pasados unos días todavía alguno lo estaba celebrando", añade. El cambio de rumbo para apostar por chicos y chicas made in El Salvador se produjo en plena pandemia hace cinco años. Nada mejor que una bodega para que Pérez explicara su proyecto a los directivos del club. Lograr un marco adecuado para que no se atragantaran mientras digerían la novedosa propuesta se antojaba imprescindible.

placeholder La salud del rugby español mejora. (Federación Española de Rugby/JL Useros)
La salud del rugby español mejora. (Federación Española de Rugby/JL Useros)

La primera frase que soltó el responsable del área económica cuando le comentó de soslayo la posibilidad de pagar a siete u ocho entrenadores de fuera fue: "Tú estás un poco loco". La entusiasta respuesta del actual responsable del rugby base de El Salvador de volcarse en la cantera, al final, convenció al resto. "Les avisé de que iban a venir tiempos difíciles, pero les aseguré que creando un entorno adecuado las cosas iban a ir saliendo poco a poco". En la actualidad el club cuenta con más de 500 fichas en las categorías sub 18, y aunque es cierto que la apuesta de centrarse en su propia materia prima obedeció en parte a motivos económicos, también tuvo algo que ver la idea de invertir en otras secciones. Esto es, ya no todo iba a girar en torno al primer equipo masculino.

"Lo que no podía ser es que pusiéramos siempre todos los huevos en la misma cesta", apostilla. La idea de pertenencia es la piedra angular del proyecto. Muchos de los jugadores de la primera plantilla llevan máss de diez años en el club. Tras el cierre del colegio El Salvador hace más de dos décadas, los técnicos comenzaron a buscar chavales de seis o siete años en escuelas e institutos para formarles. Otros llegaron por tradición familiar. Lo que no hace El Salvador es enredar en la cantera del rival, el VRAC, o viceversa. "Entre bomberos no nos pisamos la manguera". El respeto es mutuo. "No nos conviene a nadie, otra cosa es cuando ya son profesionales…".

¿Cómo solucionar la fuga de jugadores?

Un acontecimiento como la final de Copa disputada en 2016 en Zorrilla supuso el empujón definitivo. "Ese año subimos un 50% las fichas", asegura. A partir de ahí, el problema era cómo resolver la fuga de chicos y chicas del rugby al cumplir la mayoría de edad. Hasta los 18 años casi nadie colgaba las botas, pero la cosa cambia cuando empiezan la universidad. Los que optaban por seguir con el rugby tampoco les importaba nada trasladarse a otra ciudad porque sabían que llegar al primer equipo era muy complicado. "Había muchos chicos de fuera y eso nos hacía perder una gran cantidad de jugadores", indica. Gracias a los convenios con la Universidad de Valladolid y la Universidad Europea Miguel de Cervantes han conseguido dar la vuelta a la tortilla y convencer a más de uno de que puede compaginar rugby y estudios sin tener que mudarse. Si a eso se une en el plano deportivo la puesta en marcha del equipo sub 23 como puente para dar el salto a División de Honor, la oferta se hace aún más atractiva.

Pérez lleva dos años trabajando con la cantera y tiene otros dos de contrato. El método didáctico para evitar fugas futuras "es contarles en lo que les podemos ayudar, aunque al final lo que les motiva es ese sentimiento de orgullo hacia el club donde llevan varios años, donde son conscientes de que pueden mejorar, y de que van a ver muy bien cuidados". No se engaña a nadie. "Aquí saben que les vamos a dar una oportunidad, pero que no se la vamos a regalar", subraya. Y es que los canteranos tienen espejos en los que mirarse. Este mismo año su compañero Jacobo Ruiz en chicos o Inés Antolínez, María de Miguel, Bea Rivera, Matilda Toca y Ángela Ruiz (seven), en chicas, han debutado ya con la absoluta.

Los madrileños de Cisneros, el actual subcampeón de Liga, se presentaron en Valladolid para tratar de conseguir su primer título liguero con diez canteranos, otros diez jugadores formados en España y tres foráneos. Ninguno de ellos vive del rugby. "Como mucho seis o siete reciben dietas para cubrir gastos de viajes o traslados porque trabajan con nuestros chicos y chicas más jóvenes que es lo que permite el voluntariado", se apresura a decir el responsable de la cantera del equipo azul-azul Juan Pedro Brolese. A algunos estudiantes de universidades públicas también se les facilita alojamiento, no así a los que cursan un posgrado o un máster.

Todo forma parte de una filosofía de cantera que no para de dar resultado: 4 internacionales absolutos (Nicolás Fernández-Durán, Pepe Borraz, Guillermo Moretón y Gonzalo Vinuesa) y otros tantos en el seven: Tobías Sainz-Trapaga, Francisco Soriano, Alejandro Laforga y Ángel Boza. En Cisneros se considera canterano a los que hayan jugado al menos dos años en categorías inferiores. Por las características del club, resulta "bastante habitual" que recalen chicos o chicas que vienen a estudiar a Madrid "donde les damos un contexto de rugby social al mismo tiempo que un proyecto deportivo que sea compatible con sus estudios". Por ejemplo, en la última convocatoria había quince universitarios y solo ocho jugadores que ya trabajaban.

Foto: El jugador español Antón Legorburu explica los éxitos de la Selección. (Imagen cedida)

Al contrario que en El Salvador o en otros equipos, los madrileños consiguen retener a buena parte de sus talentos cuando alcanzan la mayoría edad. "Si en otros clubes la ratio de jugadores que dejan el rugby es del 70 % en el nuestro la pirámide es invertida porque es el mismo porcentaje de chavales que continúan", señala. El hándicap que había antes de no tener una competición para los sub 23 hacía muy difícil el salto a la élite. "Todos los chavales no eran como Vinuesa que ya estaba preparado a los 18 años". Ahora, con la nueva competición, en el club pueden ver la evolución de otros chicos "que a lo mejor tardan más en formarse pero que al final pueden jugar sin problemas en División de Honor".

Al técnico de Cisneros le apena que en otros clubes se opte por el talento extranjero antes de dar cabida a chicos que aún no han terminado su ciclo formativo "y de ahí que se produzca una gran deserción cuando cumplen los 18 años porque si no encuentran un rugby con parte social lo normal es que lo dejen". De ahí que a Brolese le guste poner en valor el rugby social del club. "Si te fijas, en Valladolid toda la gente del club estaba allí". Esa parte social es, en su opinión, "muy potente" y es la que permite mantener la buena marcha de Cisneros. "Nos da un plus", recalca.

"Es poco probable que un jugador nuestro de regional llegue a División de Honor pero da ambiente y su conducta es motivadora para todos lo que, al final, también sirve para retener talento", añade. Hace tiempo que Cisneros lleva muy a gala eso de "formar personas a través del rugby". Lo viene haciendo desde hace más de ochenta años. "El rugby tiene herramientas potentísimas para formar a los más jóvenes porque es un deporte de equipo que implica sacrificio, mucho trabajo y solidaridad". Los chicos y chicas que se enfundan la camiseta azul azul saben que "primero viene el esfuerzo y después llega al premio".

Foto: El Cisneros afronta una nueva temporada. (X: @Cisneros_Rugby)

Todos los jugadores que llegan a División de Honor tienen esa misma mentalidad. Es la marca de un club que la pasada temporada, solo en categoría senior masculina, disponía de 130 fichas repartidas en siete equipos y que presume de que en ese grupo el 80% son canteranos. La Real Federación Española de Rugby (RFER) ha puesto en marcha un ambicioso plan para retener a los jóvenes talentos que prevé tener resultados a medio y largo plazo. De momento, la realidad es otra. En la convocatoria de los chicos que van a disputar a finales de este mes el mundial M20, la mitad milita en equipos extranjeros.

Gabriel Sanz, responsable del área deportiva, planificación y estrategia de la federación, opina que "a partir de ahora se va a optimizar más nuestro potencial y se va a canalizar mejor el ingente esfuerzo que hacen los clubes". En ese sentido explica que durante años ha habido "generaciones perdidas" de jugadores que solo se juntaban para ir a un campeonato de Europa y que luego desparecían. Unos porque lo dejaban, y otros porque acababan en clubes franceses de quinta categoría sin mayores expectativas, "así que lo que urgía era buscar a hijos o nietos de españoles por Europa o Argentina con la idea de forma un grupo que luego jamás llegaba a consolidarse".

El plan para detectar talento

Desde hace unos meses se ha puesto en marcha un plan de detección de talentos que dirige Toni Giménez quien, a su vez, cuenta con una red de entrenadores que le informan sobre la evolución de estos jugadores en los que se ha depositado confianza. Los elegidos entran en los centros de Alto Rendimiento que ha abierto la Federación en Madrid, Barcelona y Valencia (Nivel 1), así como en País Vasco, Andalucía, Baleares y Castilla y León (Nivel 2). También se han creado centros regionales en otros puntos especializados para chicos entre 18 y 20 años "donde durante cuatro días a la semana se les cuida su aspecto físico, táctico o técnico y hasta su nutrición para tratar de formar auténticos atletas".

Una vez que el jugador entra en el equipo nacional M18, al grupo se le dota de un entorno de preparación adecuado que antes no tenía. El plan ya ha dado sus primeros frutos a raíz de la invitación para que España participara en el Festival 6 Naciones "donde ganamos a Escocia y logramos acabar la primera mitad empatados con Inglaterra".

El paso siguiente es el salto a M20 donde la idea es que poco a poco el equipo pueda estar más días concentrado con entrenamientos de mayor calidad y con la posibilidad de jugar más partidos frente a selecciones potentes. Si el jugador aún permanece en la órbita federativa acabada esa etapa de aprendizaje y formación, la próxima temporada va a tener la oportunidad de formar parte de un grupo de 30 jugadores contratados, quienes junto a otros quince que militan en clubes franceses, podrán jugar con el equipo nacional o con la franquicia de Iberians alrededor de 25 partidos anuales de alto nivel "para desarrollarse con la idea de que estén con nosotros hasta los 25 ó 27 años y que si son muy buenos ya le fichará entonces algún equipo del TOP 14 o de Pro D2", espeta Sanz.

La RFER, además, ha puesto en marcha un programa de asesoramiento para que un chaval de 17 años "no se vea solo" cuando un equipo francés le tire los tejos. Por ejemplo, la reciente victoria de los M18 en el Festival de 6 Naciones frente a Escocia no pasó desapercibida para los ojeadores franceses "y algunos tuvieron ofertas que muchas veces no son serias". Con ese programa de acompañamiento se trata de convencer a los chavales de que la Federación les puede dotar de la estructura adecuada "y que tengan la impresión de que quedarse en España supone una inversión y no un gasto".

La fórmula parece que empieza a funcionar. "Hace poco -recuerda Sanz-, Portugal nos ganaba en todo, incluido con el seven dejándonos fuera del mundial y este año las tornas han cambiado en todas las categorías". Ese éxito, según el vicepresidente de la RFER, obedece también a la generosidad de los clubes españoles "que han entendido que si el equipo nacional va bien, a ellos también les irá bien".

El Confidencial

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