¿Cuántas armas nucleares hay en el mundo?: expertos advierten sobre una posible carrera armamentista

El ataque sin precedentes lanzado por Israel contra Irán con el objetivo declarado de impedir que el país desarrollara armas atómicas, puso de nuevo la atención internacional sobre la amenaza nuclear latente. Desde el pasado viernes 13 de junio, la aviación israelí ha atacado diversas infraestructuras estratégicas, incluidos sistemas de defensa aérea, almacenes de misiles balísticos y plantas nucleares en Natanz, Isfahán y Fordow, bajo la justificación de las sospechas de que Irán podría estar enriqueciendo uranio con fines armamentistas.
Pese a la ofensiva israelí, evaluaciones internacionales que incluyen conclusiones de inteligencia de EE.UU., afirman que el programa nuclear de Irán actualmente no está militarizado. Sin embargo, y aunque desde Teherán también han insistido que no están construyendo una bomba y que su programa es solo para fines energéticos pacíficos –que incluyen construir más plantas nucleares para demanda interna–, según la Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas, ningún otro país tiene el tipo de uranio que posee Irán sin tener un programa de armas nucleares.
Pero tenga o no Irán bombas atómicas actualmente, en el mundo hoy se estima que hay en el inventario nuclear unas 12.241 ojivas. Según el más reciente informe del Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), de ellas, 9.614 formaban parte de los arsenales militares disponibles para un uso potencial.
“Se calcula que 3.912 de esas ojivas estaban desplegadas en misiles o aeronaves, y el resto se encontraba almacenado en depósitos centrales. Alrededor de 2.100 de las ojivas desplegadas se mantenían en estado de alta alerta operativa sobre misiles balísticos. Casi todas estas ojivas pertenecían a Rusia o a Estados Unidos, aunque China podría mantener ahora algunas ojivas montadas en misiles incluso en tiempos de paz”, señala el informe del Sipri.
Desde este instituto resaltan que desde el final de la Guerra Fría, el desmantelamiento gradual de ojivas retiradas por parte de Rusia y EE. UU. ha superado normalmente el ritmo de despliegue de nuevas ojivas, lo que ha dado lugar a una disminución global del inventario nuclear año tras año. Sin embargo, les preocupa que esta tendencia se revierta en los próximos años debido a que el ritmo de desmantelamiento se está desacelerando, mientras que el despliegue de nuevas armas nucleares se está acelerando.
A los expertos del Sipri les inquieta que en el mundo esté emergiendo “una nueva y peligrosa carrera armamentista nuclear en un momento en que los regímenes de control de armas están gravemente debilitados”. “Los arsenales nucleares mundiales se amplían y modernizan. Casi todos los nueve estados con armas nucleares —Estados Unidos, Rusia, el Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) e Israel— continuaron en 2024 con intensos programas de modernización nuclear, mejorando las armas existentes e incorporando versiones más recientes”, dice el informe del Sipri para 2025.
“La era de reducción del número de armas nucleares en el mundo, que había perdurado desde el final de la Guerra Fría, está llegando a su fin”, afirmó Hans M. Kristensen, investigador sénior asociado del Programa de Armas de Destrucción Masiva del SIPRI y director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Americanos (FAS). “En su lugar, estamos viendo una clara tendencia de crecimiento de los arsenales nucleares, una retórica nuclear más agresiva y el abandono de los acuerdos de control de armas”.

Hay algunas fotografías que muestran la dimensión de las detonaciones Hiroshima y Nagasaki. Foto:AFP
De acuerdo con el Sipri, Rusia y Estados Unidos poseen conjuntamente alrededor del 90 por ciento de todas las armas nucleares. El tamaño de sus respectivos arsenales militares (ojivas utilizables) parece haberse mantenido relativamente estable en 2024, pero ambos países están llevando a cabo programas extensos de modernización que podrían incrementar el tamaño y la diversidad de sus arsenales en el futuro.
“Si no se alcanza un nuevo acuerdo para limitar estos arsenales, es probable que aumente el número de ojivas desplegadas en misiles estratégicos tras la expiración del Tratado bilateral de 2010 sobre Medidas para la Nueva Reducción y Limitación de Armas Estratégicas Ofensivas (New START) en febrero de 2026”, alertan desde Sipri.
Otros países que se destacan por su inventario nuclear son China, que se estima que posee actualmente al menos 600 ojivas nucleares. Su arsenal nuclear está creciendo más rápidamente que el de cualquier otro país, con aproximadamente 100 nuevas ojivas al año desde 2023. “Para enero de 2025, China había completado —o estaba a punto de completar— unos 350 nuevos silos para misiles balísticos intercontinentales (ICBM) en tres grandes campos desérticos del norte del país y en tres zonas montañosas del este”, indican desde el Sipri.
El poder destructivoComo suele suceder con la tecnología, esta avanza, se actualiza, mejora. No ha pasado algo diferente en materia bélica y nuclear, aumentando su poder destructivo. Como referencia se tiene una primera generación, caracterizada por las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, las únicas que se han usado durante una guerra. La primera, denominada Little Boy, de 15 kilotones (Kt), y la segunda, Fat Man, de 20 Kt. Un solo kilotón equivale a 1.000 toneladas de TNT.
Después de estas bombas, resultado del Proyecto Manhattan –del que hicieron parte científicos como Robert Oppenheimer, Niels Böhr y Enrico Fermi–, han surgido otras de mayor potencia. Existen, por ejemplo, las W 80 y W 87, que hacen parte del arsenal estadounidense, de 150 y 300 Kt respectivamente, hasta la Bomba del Zar (Tsar), la más potente que fue probada por la antigua Unión Soviética, una bomba de hidrógeno de 50 megatones (o 50.000 Kt) que fue detonada en el aire en 1961.
Los avances no solo se han dado en la capacidad destructiva de las armas nucleares, sino en mejores métodos para hacer que lleguen hacia su objetivo, con misiles balísticos intercontinentales que pueden conseguir que la carga, bien sea una cabeza nuclear u otro tipo de arma, viaje miles de kilómetros. Es el caso de los Minuteman III que EE. UU., tiene desplegados en Colorado, Montana, Nebraska, Dakota del Norte y Wyoming.
Pero, en principio, el poder destructivo de las armas nucleares aún se debe a los mismos principios de la física que se tuvieron en cuenta cuando surgieron. De acuerdo con Diego Torres, profesor del Departamento de Física de la Universidad Nacional de Colombia e investigador invitado al Laboratory for Nuclear Sciences en el Massachusett Institute of Technology (MIT), en una bomba atómica clásica, como las de Japón, se produce una liberación muy grande de energía muy rápida y descontrolada al dividir los núcleos de los átomos.
“En la fisión nuclear se toman núcleos pesados como el uranio y el plutonio y, al dividirse, generan una enorme cantidad de energía y de calor y también de radiación, esa energía se libera y una bomba de este tipo, más o menos vaporizaría desde el centro de Bogotá hasta la Universidad Nacional”, indica Torres.
El proceso de fisión, que es el mismo con el que se genera energía en reactores nucleares, consiste en bombardear el núcleo atómico con neutrones de alta velocidad. “Los protones y neutrones tienen mucha energía que los mantiene unidos y romperlo no es nada fácil, pero cuando un neutrón los golpea con esa velocidad, toda esa energía del átomo se libera”, detalla Jairo Alexis Rodríguez, doctor en Física y también profesor de la Universidad Nacional. La gran magnitud de la explosión se consigue gracias a una reacción en cadena donde los neutrones de los núcleos ya rotos, van a generar fisión en otros átomos.
El otro tipo de bombas nucleares usan el proceso contrario: la fusión nuclear. Torres explica que esta es la misma energía con la que el sol produce luz y calor, “se unen isótopos de hidrógeno y en el proceso de fusionarlos, se libera más o menos 7.000 veces más energía que la que se liberaría en una bomba de fisión nuclear”, detalla el profesor sobre estas bombas, también conocidas como termonucleares. Para dar cuenta de la magnitud de este tipo de arma, al que pertenece la Bomba del Zar –una de las más letales–, añade que esta en particular sería capaz de vaporizar toda la sabana de Bogotá.
Estas bombas de hidrógeno necesitan demasiada energía para conseguir la fusión, por eso suelen tener como primer detonante una bomba de fisión. Esto también la hace mucho más peligrosa e inestable. “No hemos podido controlar la fusión nuclear, hay varios laboratorios en el mundo tratando de hacerlo porque produce tanta energía que podría ser, paradójicamente, una esperanza para suplir las necesidades que en este tema tiene Europa, por ejemplo”, comenta el profesor Rodríguez sobre las iniciativas que se están adelantando en este tema en Francia, con el proyecto del International Thermonuclear Experimental Reactor (Iter).
Con un solo reactor de este tipo, la Unión Europea ya no dependería del gas ruso para satisfacer sus necesidades energéticas. “Esa energía es increíblemente limpia si la logramos dominar, tenemos que estar atentos a eso como país y como sociedad”, opina Torres.
De acuerdo con el profesor, gracias a la tecnología nuclear se han conseguido importantes avances en diferentes campos como tratamientos contra el cáncer, imágenes diagnósticas, detección de minas, producción energética, entre otros, por eso cree que no hay que demonizarla por su uso bélico.
Por lo pronto, en ese campo, esperamos que siga siendo lejana la idea de una eventual guerra nuclear, que ponga a prueba lo que por años los científicos se han planteado que podría pasar ante continuas explosiones nucleares, que generen la muerte de millones de personas y ocasionen el invierno nuclear planteado por Carl Sagan y otros científicos desde los 80.
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