La brecha en matemáticas entre niños y niñas aparece solo cuatro meses después de empezar el colegio

Los niños y las niñas que llegan a educación primaria tienen habilidades similares en matemáticas al inicio de la escolarización y, sin embargo, se ha comprobado que a medida que pasa el tiempo, se desarrolla una diferencia en favor de los niños que influye en su rendimiento y participación en clase y que no tienen sus compañeras. Este fenómeno, conocido como brecha de género en matemáticas, aparece alrededor de los seis años y se atribuye a estereotipos culturales y a prácticas educativas que pueden reforzar desigualdades y provocar ansiedad desde edades muy tempranas.
Aunque ya existían esfuerzos por medir la brecha matemática con anterioridad en Estados Unidos y Eruopa, un estudio publicado este miércoles en la revista Nature con más de 2,7 millones de alumnos y alumnas en Francia muestra un dato preocupante que puede trasladarse a otros países del entorno europeo: la brecha matemática entre niños y niñas no existe al principio de la escolarización, pero avanza rápidamente solo cuatro meses después de que empiezan el colegio hasta un 0,20 en primer grado de primaria y se cuadruplica durante el segundo año sin importar la familia, clase, tipo de escuela o nivel socioeconómico al que pertenezcan. “Las diferencias de género en matemáticas reflejan principalmente la internalización del estereotipo sociocultural de que ‘las niñas son malas en matemáticas’. Sin embargo, aún es incierto dónde, cuándo y en qué medida este estereotipo se arraiga”, señala Pauline Martinot, coautora del estudio.
Martinot y su equipo estuvieron durante cuatro años investigando la brecha matemática —de 2018 a 2021— y lanzan algunas pistas valiosas para entender qué sucede durante los primeros años de escuela. Primero, la brecha de género aumenta con la escolarización más que con la edad, lo que sugiere que el entorno escolar y los métodos de enseñanza juegan un papel crucial en su desarrollo. Llama la atención lo que mencionan los investigadores en ese sentido. Durante el cierre de las escuelas por la pandemia de covid, la brecha tuvo una desaceleración, lo que refuerza la hipótesis del papel que juega el ámbito escolar.
En segundo lugar, los factores socioculturales que suelen relacionar a los niños con las matemáticas, acaban afectando al rendimiento y la confianza de las niñas. “Las habilidades matemáticas de chicas y chicos son similares”, apunta Marta Macho-Stadler, profesora del departamento de Matemáticas de la Universidad del País Vasco, ajena a este estudio. “Es algo que se lleva diciendo mucho tiempo y que tiene que ver con la creencia de que las matemáticas requieren de una brillantez especial”, explica. Y agrega algo más: “A los niños culturalmente se les dice que son brillantes, mientras que a las niñas lo que se les dice es que todo lo que consiguen es a base de esfuerzo. Eso hace que acabes creyendo que no eres lista y provoca una presión aún mayor sobre ti”.
Otro de los hallazgos del trabajo señala que los resultados se repitieron anualmente y que la brecha de género en matemáticas es universal, aunque sorprendentemente es más pronunciada en familias y escuelas de mayor nivel socioeconómico. “Nuestra hipótesis sugiere que los estereotipos de género y las altas expectativas sobre las niñas en entornos de mayores ingresos podrían impactar más en su rendimiento en matemáticas, en comparación con familias de niveles socioeconómicos más bajos”, responde Martinot. La brecha de género en matemáticas varía según el país y el nivel educativo. En España, por ejemplo, la diferencia en matemáticas entre alumnos y alumnas de cuarto de primaria fue de 18 puntos, según el informe TIMSS 2023, con una diferencia de 507 puntos frente a 489. En 2020, investigadoras de la Universidad de Zaragoza publicaron un estudio en el que analizaron la opinión de unos 2.000 alumnos de primero a sexto de primaria. El 75% de los chicos y el 55% de las chicas se consideraban buenos en matemáticas y la diferencia aumentaba a medida que los estudiantes eran mayores.
La especialista francesa identifica varias prácticas en las escuelas que pueden contribuir a la aparición temprana de estas desigualdades a las que identifica como una “enseñanza tradicional” de la asignatura. “Por ejemplo, las pruebas con límite de tiempo, los exámenes competitivos y las evaluaciones novedosas (como la línea numérica, en las que es posible cometer muchos errores) están asociadas con una brecha de género creciente y más pronunciada en matemáticas”, explica. “Creo que no hay que buscar culpables, sino soluciones, y para eso hay que identificar qué puede interferir o provocar que esa brecha comience”, afirma Macho-Stadler.
Ansiedad en las niñas y en las maestrasEl estudio señala que las niñas tienden a experimentar más ansiedad matemática que sus compañeros, especialmente en pruebas competitivas o con límite de tiempo. La ansiedad provocada puede influir negativamente en su rendimiento y favorecer que aumente la distancia con sus compañeros. Pero no son las únicas. La investigación habla también de la ansiedad matemática de las propias maestras, la mayoría del personal docente en primaria, que afecta al desempeño de las niñas, mientras que los niños no resultan tan afectados por este fenómeno. Los investigadores recomiendan trabajar en este sentido para reducir la ansiedad generalizada que puede producir la asignatura. “Es fundamental reforzar habilidades esenciales como la confianza, autoestima, gestión del estrés y emociones, además de promover ejercicios que fortalezcan la resistencia a la presión externa”, apunta Martinot.
“Sería beneficioso que se realizaran más investigaciones sobre cómo podemos ayudar a los profesores y a los alumnos a considerar que todo el mundo es capaz de hacer matemáticas”, opina Jodie Hunter, investigadora del Instituto de Educación de Massey University, de Nueva Zelanda, en declaraciones al portal SMC.
Martinot indica que el problema debe ser abordado desde distintos ámbitos de manera temprana. En casa y en el colegio. “Los padres y adultos que rodean a niños de 0 a 6 años deben enseñar y jugar con ambos géneros de manera equitativa y los docentes es esencial que superen el miedo o la ansiedad hacia las matemáticas, modifiquen su método de enseñanza formal y fomenten por igual el desempeño de niños y niñas”, explica Martinot.
Suena fácil, pero no lo es. La experta plantea un cambio de paradigma que interpela a toda la sociedad y lleva a cuestionar algunos estereotipos arraigados, también en los más pequeños. “Es clave reflexionar sobre cómo interactuar de manera equitativa en clase, enfatizar el esfuerzo sobre los resultados y visibilizar modelos femeninos en matemáticas y ciencias. Los padres y madres deberían fomentar la curiosidad y el pensamiento lógico en niños y niñas por igual, evitar las frases como ‘las niñas son menos lógicas o los niños son mejores en matemáticas’, jugar con ambos géneros a juegos de lógica y ayudar a reducir la ansiedad matemática en las niñas en edades tempranas”, desarrolla la experta.
En ese sentido, la investigadora francesa es clara. “Hay que reforzar la idea de que la inteligencia se construye con esfuerzo tanto en niños como en niñas y normalizar los errores como parte del aprendizaje, evitando que las niñas los interpreten como señal de incompetencia”, declara. “Cuando a una chica se le valida en el aula, todas las que están a su alrededor también son validadas y eso refuerza su confianza”, agrega Macho-Stadler.
Las expertas consultadas coinciden en la importancia de erradicar la brecha matemática desde pequeñas para revertir la falta de mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, conocidas como carreras STEM (por sus siglas en inglés). “Ese refuerzo podría tener efectos significativos tanto a nivel académico como en su desarrollo personal y profesional a la hora de elegir una carrera universitaria”, considera Macho-Stadler. Actualmente, las mujeres solo representan el 35% de las estudiantes que cursan una carrera STEM en todo el mundo, según datos de la Unesco.
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