Guatapé, el destino donde la magia, el color y la naturaleza se unen para hacer brillar el oriente antioqueño
Astrid Saldarriaga no oculta la emoción y el orgullo de su sangre. Ella es oriunda de Guatapé, una población de 78 kilómetros cuadrados y 9.000 habitantes, enclavada en el oriente antioqueño. Y es hoy la guía que nos lleva a descubrir las calles, los zócalos y los recovecos del pueblo, y de la enorme Piedra del Peñol, con sus historias divertidas y hasta descabelladas.
Astrid es periodista y valora su trabajo como guía de turismo, pues es justo ahí cuando ella realiza una importante labor de divulgación de las historias que han marcado su territorio. Arrancamos en la catedral de Nuestra Señora del Carmen, frente a la plaza principal, donde nos muestra fotos de lo que fue su pueblo hace 47 años y nos habla de los más importantes hitos del desarrollo y los cambios que se generaron en esta región.
Guatapé, ubicado a solo 79 kilómetros de Medellín, “era un pueblo agrícola, ganadero y minero, que cambió radicalmente su rumbo en 1970, cuando las Empresas Públicas de Medellín construyeron aquí un enorme embalse para surtir de energía una parte del país -cuenta Astrid-. Para sacar este proyecto, se inundaron más de 2.200 hectáreas, lo que produjo enormes transformaciones para la zona y sus habitantes, pues fue necesario desplazar dos poblaciones (que quedaron sumergidas) y muchas personas debieron reubicarse”.
Los efectos económicos, políticos, ambientales y sociales, la guía los deja sobre la mesa para que cada cual juzgue. “Cambió la forma de ver el mundo, cambió la forma de alimentarse, cambió la forma de relacionarse… Imagínese que usted es un campesino y de pronto queda en medio de una hidroeléctrica, ¡cambia todo!”, dice.
Lo cierto es que el ecosistema es otro y con él la vida de sus pobladores y la economía. El embalse muchos lo definen como un mar en medio de las montañas y sus habitantes aprendieron a sacarle jugo. Hoy el turismo es el primer renglón de la economía de este pueblo y con mucha razón: se ha convertido en uno de los destinos más destacados del oriente antioqueño.
Pueblo de zócalos, una estrategia de color“Los zócalos son toda la colorida decoración que se hace en las paredes, más o menos desde la ventana hacia abajo. Inicialmente se hicieron como protección contra la humedad y para que los animales no las dañaran -cuenta Astrid-. Los zócalos (los hay planos o en relieve) muestran los oficios, las tradiciones, las creencias y la religiosidad de la gente. Los hay con apodos, con los trabajos de la familia. Y con ellos surgió aquí un nuevo oficio: el zocalero. Todo esto consagra a Guatapé como el museo etnográfico más grande que tiene Colombia”.
Subimos por la calle Duque, “se llama así en honor a Simona Duque, heroína que le entregó sus hijos a la causa libertadora y lideresa de la patria”, dice nuestra guía. Luego nos detenemos en el ‘zócalo del arriero’, donde nos habla del pasado indígena y de la colonización antioqueña, y seguimos al del ‘cordero de Dios’, símbolo católico que se ve en muchas paredes del pueblo. También nos habla de una importante profesora, del zócalo que hace honor a los silleteros y de los símbolos religiosos que se ven en muchas de las casas.
Recorremos las calles empedradas en subida y en bajada, con sus casas de balcones de madera, visitamos la Plazoleta de los Zócalos, la Calle de las Sombrillas, la Calle del Recuerdo y el Parque Principal.
El Peñón de Guatapé¡Ánimo! Es hora de subir los 702 escalones que hay hasta la cima de El Peñón de Guatapé, conocido como La Piedra del Peñol. Es un monolito de 220 metros de altura, entre los municipios de Guatapé y El Peñol, que ofrece una gran vista panorámica del embalse.

Piedra del Peñol Foto:Fernando Barrera
La entrada cuesta 30.000 pesos, y en 30 o 40 minutos, a paso relajado, se está en la cima. Durante este ascenso hay miradores y, al final, una terraza (con locales de artesanías y tiendas de alimentos y bebidas) que permite admirar toda la región, las verdes montañas del oriente, las casas de colores al borde del embalse y las actividades acuáticas que se practican allí. También, el helipuerto desde donde vuelan los helicópteros que ofrecen planes desde 400.000 pesos por personas, en recorridos de seis minutos rodeando el monolito y ofreciendo vistas aéreas espectaculares.
Dato curioso: la piedra tiene dueño. Se trata de la familia Villegas, que adquirió la finca donde se encuentra en 1953, y hoy la administran y la cuidan para el turismo.
El embalse y sus montañas Un plan imperdible es navegar por el embalse en lancha o en pontón para recorrer sus canales y recovecos y entender esta megaobra que, además de ser una de las principales hidroeléctricas del país, se ha convertido en un importante destino.
Las aguas tranquilas llevan a un viaje de contemplación. Y se puede ver la ubicación del antiguo pueblo, pues hay una cruz que emerge del agua justo en el punto en donde estaba su iglesia y sirve de símbolo histórico. Y cuando baja el nivel del embalse se pueden ver los restos de los pueblos.
A 1.925 m. s. n. m., este embalse se ha convertido en una meca del turismo, de los deportes náuticos, y sus islas, sus alrededores, casas, chalets y hoteles complementan la oferta de la zona.

Transporte tradicional en Guatapé. Foto:Fernando Barrera
Para completar este viaje lleno de experiencias, el hotel The Brown Autograph Collection, en Guatapé, es la propuesta ideal. Con una ubicación privilegiada, con gran panorámica del embalse y rodeado de naturaleza, es perfecto para quienes quieren explorar la región.
Las 116 habitaciones tienen balcón con vista al embalse, y algunas cuentan con jacuzzi. La arquitectura del hotel se adapta a la naturaleza de la región y sus colores en tonos tierra les hacen homenaje a la madera y al metal. El diseño resalta objetos y materiales muy colombianos, y se destaca su exuberante vegetación.
La gastronomía de alto nivel tiene propuestas para todos los paladares: mar y tierra, vegetales, comida peruana, oriental y la parrilla, con frescos ingredientes locales.
Durante la estancia se pueden vivir experiencias como el despertar energético en la playa del embalse, un recorrido por las frutas colombianas, cada persona puede diseñar su propia pizza en el restaurante Pismo, y se puede navegar en pontón por el embalse.
La gran terraza ofrece piscina panorámica y curiosos jacuzzis diseñados en enormes rocas, así como bar y restaurante. También cuenta con gimnasio, restaurante japonés, jardín botánico, centro de convenciones y sala de reuniones.

El hotel The Brown cuenta con una gran terraza. Foto:Cortesía
The Brown, que hace parte de la cadena Marriott, se ha posicionado como espacio ideal para bodas, dispone de elegantes instalaciones interiores con opciones versátiles para ceremonias, recepciones y banquetes.
No olvide visitarCatedral de Nuestra Señora del Carmen: De estilo grecorromano, este templo tiene en su exterior zócalos en los que se ve representada la Flor De Liz y los cuatro evangelistas. Su interior tiene un retablo de madera tallada y piezas de estilo bizantino.
La Plazoleta del Zócalo. Se construyó para conmemorar los doscientos años de la fundación del municipio. Cuenta con escalones de colores en los que se destaca la técnica del zócalo; es un espacio para disfrutar de la gastronomía, tomar fotografías y comprar artesanías.
Este recorrido se hizo por invitación de: www.thebrown.com.co
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