La cala más aislada de Cádiz a la que solo se llega andando (pero merece la pena

Si estás buscando una playa tranquila, sin agobios y con aguas claras, apunta este nombre: Cala del Aceite. Está en Conil de la Frontera, en la costa de Cádiz, y aunque no es tan conocida como otras playas de la zona, para muchos es de las mejores. Eso sí, no se llega en coche hasta la arena, sino que hay que andar un poco. Pero ese pequeño paseo es precisamente lo que la mantiene alejada del bullicio y la hace especial.
Esta cala no es de las más escondidas ni de las más vírgenes, pero sí tiene algo que la diferencia: un equilibrio casi perfecto entre comodidad y aislamiento. No está completamente desierta, pero tampoco masificada. Y aunque tiene ciertos servicios, sigue siendo una playa muy natural y salvaje.
Desde ABC te contamos por qué esta cala merece una visita, cómo llegar, qué puedes esperar y por qué, si vas a Conil, no deberías perdértela.
La Cala del Aceite está junto al puerto pesquero de Conil, a las afueras del pueblo, entre acantilados y pinares. Se accede por un carril de tierra que sale de la carretera CA-4202. Al final de ese carril hay una pequeña explanada donde se puede dejar el coche. Desde allí, toca andar unos 5-10 minutos por un sendero de tierra hasta llegar a unas escaleras de madera que bajan a la playa.
No es una caminata larga ni difícil, pero sí conviene llevar calzado cómodo, sobre todo si llevas cosas a cuestas. Y cuidado si vas con niños pequeños o carritos porque no es el acceso más cómodo, aunque tampoco imposible.
Y es que este acceso limitado es parte del encanto, ya que al no ser una playa de paso, quien va lo hace porque realmente quiere ir, y eso cambia mucho el ambiente.
Una de las mayores ventajas de esta cala es que está bastante protegida del viento de levante, que en Cádiz puede soplar con fuerza y hacer que un día de playa sea un suplicio. Gracias a su orientación y a los acantilados que la rodean, en la Cala del Aceite suele haber menos viento, el mar está más calmado y el baño es mucho más agradable.
El agua aquí suele estar muy clara, y aunque hay algunas zonas rocosas, también hay mucha arena, lo que la hace perfecta tanto para tumbarte como para darte un buen chapuzón. Ideal para nadar, hacer snorkel o simplemente flotar con calma sin que te arrastren las olas.

Aunque es una cala bastante natural, sí tiene algunos servicios básicos:
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Un pequeño chiringuito en el que sirven bebidas, tapas, pescadito frito... Lo suficiente para no tener que llevar comida si no quieres.
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Papeleras, aseos públicos y un aparcamiento a las afueras (gratuito).
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Las escaleras de acceso, bastante bien mantenidas, aunque algo empinadas.
No encontrarás socorristas, ni duchas, ni hamacas para alquilar. Aquí cada uno se organiza como quiere. Y ese «hazlo tú mismo» es parte de lo que le da autenticidad.
Uno de los grandes atractivos de esta zona es su entorno natural. La Cala del Aceite está rodeada por el Pinar de Roche, en el que puedes aprovechar para hacer una pequeña ruta por allí, muy agradable, sobre todo a primera hora de la mañana o al atardecer.
Además, por esta zona se pueden descubrir otras calas de gran belleza: la Cala del Tío Juan de Medina, la Cala del Frailecillo, la Cala del Áspero, la Cala del Sudario… muchas de ellas accesibles solo a pie y algunas incluso frecuentadas por nudistas.
Si buscas algo más grande y abierto, también puedes acercarte a la Playa de Roche, una de las más amplias de la zona.
ABC.es