La Rochelle: una tienda pop-up durante todo el verano para una marca 100% La Rochelle

A sus 22 años, Hermine Couratier, creadora de la marca Lylyboy, triunfa en redes sociales. Diademas, pañuelos, pareos: la joven rochelle sabe cómo usar el arte de la comunicación para vender sus creaciones.
El lunes 11 de julio a las 14:00 h, la tienda temporal Lylyboy abrirá sus puertas en el número 11 de la rue Chaudrier, en La Rochelle. «Vamos a ofrecer a los rochelenses una experiencia playera durante todo el verano», promete Hermine. Todos los viernes y sábados de julio, la tienda venderá productos ya disponibles en su página web. «Todo está hecho a mano en mi taller de La Rochelle». Esta no es su primera tienda física: a finales de junio, abrió una tienda temporal en Burdeos. Los clientes acudieron en masa. «Tenía miedo de no ver venir a nadie. Esa sensación desapareció al ver la cola fuera de la tienda», comenta. El objetivo de esta iniciativa es conocer a personas que siguen la marca y su evolución. «Aunque online funciona mucho mejor, la venta directa da vida a nuestro proyecto». Quienes no se atreven a comprar online ahora pueden probar productos, tocar las telas y probarse modelos.
Una historia de viajes y encuentrosEn 2022, Hermine cursaba su primer año de licenciatura en La Rochelle y viajó a Sri Lanka para estudiar. Allí conoció a una mujer con quien creó el primer producto para la marca Lylyboy: coleteros. Regresó a Francia con la maleta llena de los productos fabricados allí. Al principio los vendió a su familia y amigos. Más tarde, intentó desarrollar otros accesorios y empezó a crear y vender joyas. «Pero no era lo mío», dice.
En marzo de 2024, decidió empezar a diseñar diademas, un accesorio de moda en redes sociales. «No sabía cómo hacerlo, así que mi abuela y una amiga me enseñaron a coser estas famosas diademas». Gracias a este producto, sus ventas aumentaron.
“Las redes hicieron que mi marca despegara”
No tuve más remedio que entrar en las redes sociales. Al principio, solo era una cuenta de Instagram . Era fea, pero seguí publicando a diario. Finalmente abrió una cuenta de TikTok el día del lanzamiento de las diademas. Una noche, organizó un concurso para sus seguidores: consiguió 1500 en una sola noche. A partir de entonces, comprendió la importancia de las redes sociales. Empezó a publicar tres veces al día, todos los días.
En enero de 2025, Hermine voló a Bali para relajarse, pero también para desarrollar la marca. Allí, creó pañuelos reversibles. La tela batik se imprimió con una técnica que implica la aplicación de cera caliente con un instrumento de cobre. De esta manera, el producto era único. Su contenido cambió; se puso en el centro de atención, contando su historia y la de su marca. Y funcionó: alcanzó los 8000 seguidores en Instagram en dos meses. «También empecé a mostrarme, porque la gente se encariña contigo y con tu marca. No solo compran por el producto, sino también por la persona y todo lo que hay detrás. Contar historias importa».
SudOuest