¿Cómo diablos sobrevivimos a esta transición de regreso a la escuela?

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¿Cómo diablos sobrevivimos a esta transición de regreso a la escuela?

¿Cómo diablos sobrevivimos a esta transición de regreso a la escuela?

Bienvenidos a "Pregúntenle al Dr. Harvey Karp", nuestra columna de consejos para padres en Esquire , donde el autor de "El bebé más feliz del barrio " y creador de SNOO responde a sus preguntas más candentes sobre la crianza . ¿Tienen alguna pregunta? Escríbannosla en los comentarios.

Para un niño, empezar una nueva escuela puede ser como mudarse a un nuevo planeta. El aire huele diferente, los nativos tienen su propio idioma y las costumbres son… misteriosas. Incluso para niños seguros de sí mismos, las transiciones pueden generar una maraña de emoción, nervios y resistencia.

¿Y para los padres? Bueno, ver a tu pequeño tambalearse hacia lo desconocido puede ponerte nervioso. ¿Hará amigos? ¿Comerá? ¿Llegará al baño?

Los grandes sentimientos detrás de los comportamientos de regreso a clases

Los cambios son complicados para todos. Nuestros cerebros están programados para amar las rutinas. Nos ayudan a sentirnos seguros. Empezar la escuela, ya sea una escuela completamente nueva o solo un nuevo grado, altera ese ritmo familiar. Puede que los niños pequeños no puedan decir: "Me siento abrumado", pero probablemente percibirás sus sentimientos a través de su comportamiento: apego, mal humor, regresiones del sueño o incluso contratiempos en el aprendizaje para ir al baño. Nada de esto significa que no puedan ir bien en la escuela, pero se sienten un poco estresados ​​y esperan que los ayudes a encontrar la calma.

Practica para perfeccionar tu rutina.

¿Uno de los mejores antídotos contra la ansiedad del primer día? El ensayo. Haz una excursión a la escuela: juega en el patio, recorre los pasillos y, si es posible, conoce al profesor con antelación. Todo esto ayuda a quitarle algo de miedo a lo desconocido. También es buena idea practicar tus rutinas matutinas y ajustarlas según sea necesario antes de salir corriendo el primer día de clases.

Juego de roles para prepararse.

Los niños a menudo hacen caso omiso de nuestras largas explicaciones y sermones, o de los mensajes que llegan a la “puerta principal” de su mente, pero tienden a prestar atención a los mensajes “laterales” que se transmiten de forma más sutil (cosas que nos ven hacer, escuchar o jugar).

El juego de roles es una forma muy inteligente de enviar mensajes indirectos y preparar a tu hijo para las nuevas reglas, ritmos y rutinas del año escolar. Por ejemplo, túrnense para ser el maestro y el alumno. Repasen los saludos matutinos, la hora de la merienda, pedir ir al baño, recoger y despedirse. Esto ayuda a convertir el misterio en memoria muscular.

Cuenta regresiva para el gran día.

A los niños les encanta saber qué viene después. Empiecen a hablar sobre el inicio de clases varios días antes, usando un calendario visual. Permítales marcar los días con su color favorito. Avisarlos no solo les ayudará a no sorprenderse con el inicio de clases, sino que también les dará la oportunidad de generar entusiasmo.

Mantenga la vida hogareña estable y predecible.

Cuando el mundo exterior cambia, el hogar necesita sentirse más predecible. Mantengan la misma hora de dormir, ofrézcanles el mismo desayuno favorito y mantengan sus pequeños rituales familiares. Este anclaje le asegura a su hijo que algunas cosas nunca cambian, pase lo que pase.

Dedica tiempo a la conexión.

En la escuela, su hijo podría tener que compartir la atención con otros 20 niños. En casa, un poco de atención plena puede revitalizar su sistema emocional. El comienzo del año escolar puede ser un torbellino, pero intente dedicarle 10 minutos de tiempo especial cada día a cada niño.

Un momento especial puede ser acurrucarse con un cuento, construir torres de bloques, dibujar, tomar el té o cualquier otra actividad. ¡Deja que tu hijo elija! Define una hora de inicio y fin para el momento especial y prepárate para dedicarle toda tu atención (es decir, dejar el teléfono a un lado).

Ofrecer opciones.

Hay muchas cosas que probablemente tu hijo sienta que están fuera de su control. Tienen que ir a la escuela, les guste o no, y apegarse a las reglas y horarios de otros. Dejarles tomar decisiones los ayuda a sentirse inteligentes y al mando. Les demuestra que confías en que tomarán buenas decisiones. ¡Pero no les des demasiadas opciones! Dales la opción de elegir entre dos cosas con las que también estés de acuerdo: ¿Quieres usar tus zapatos rosas o morados? ¿Quieres una pera o uvas para merendar? ¿Quieres traer tu osito de peluche o tu balón de fútbol para enseñarlo todo?

Prepárese para una despedida positiva.

Al dejar a tu hijo en la escuela, puede ser tentador escabullirse cuando esté distraído o prolongar la despedida hasta que ambos estén agotados. Pero a los niños les va mejor cuando las despedidas son breves, dulces y con confianza. Un abrazo rápido, un alegre "¡Nos vemos después de la hora del cuento!" y ¡a por todas! Tu calma les indica: ¡Lo tienes todo bajo control !

Si crees que tu hijo tendrá problemas para estar solo o experimentará ansiedad por separación, dale un peluche, dale un beso y dile que lo guarde en el bolsillo. Podrá tocarlo cuando se sienta solo, y al hacerlo, recordará tu beso y te sentirá a su lado. Y, si llora, recuerda que la mayoría de los niños se recuperan en minutos después de que te vayas. Los maestros son expertos en ayudar a los niños a recuperarse. Y sí, puedes llorar en el coche, pero intenta no llorar hasta que cierres la puerta.

Resiliencia del modelo.

Los niños son como esponjas emocionales. Si afrontas esta transición con optimismo —"¡Conocerás a muchos niños divertidos!"—, es más probable que absorban esa confianza. Comparte pequeñas anécdotas de momentos en los que estuviste nervioso por algo nuevo y cómo salió bien. Puntos extra si logras que sean divertidas.

El cambio es vida. Hoy comienza el año escolar. Mañana sacan la licencia de conducir. Luego, la universidad. Pero con cada paso, su hijo desarrolla resiliencia, la cual le servirá por muchos años.

esquire

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