¿Estás enfermo? ¡Sé responsable, detente!

Como médico general desde 1984, he escuchado a políticos y autoridades sanitarias recitar discursos sobre cuarenta años de maestría contable, lastimosamente envueltos bajo el término de responsabilización. Responsabilidad hacia los cuidadores, responsabilidad hacia los pacientes, mediante recortes presupuestarios, control de recetas, enfermedades crónicas y bajas laborales. Con el resultado que conocemos hoy, a pesar de que se ha hecho todo lo posible para ocultar la magnitud del desastre y sus causas durante diez años.

Apenas se aprobó la ley sobre la muerte digna asistida (con un derecho a cuidados paliativos que es difícil imaginar que sea más eficaz que el derecho a la vivienda), y aparecieron los estribillos habituales de las políticas liberales: las enfermedades crónicas, las afecciones de larga duración "están en la mira del gobierno" (cabe destacar que los comunicadores de Macron al menos tuvieron la inteligencia de borrar la palabra "punto de mira" que solían usar), así como las dietas y, por lo tanto, las bajas por enfermedad, cuyo aumento sería insostenible para el sistema sanitario, como reiteran todos los ministros, incluso cuando, como Aurélien Rousseau, se hacen pasar por de izquierdas.

Una de las consecuencias de esta política es la desertificación médica. Muchos médicos, perseguidos y hostigados por sus recetas para bajas médicas, se desaniman.