Fin de la vida: “práctica interrumpida”, “cuidado”… Médicos divididos sobre la muerte asistida

"No logro adoptar un enfoque binario, militante o partidista ante todo esto, ni intelectualmente ni como clínico", explica el geriatra Régis Aubry, exdirector del Observatorio Nacional del Fin de la Vida.
En la Asamblea Nacional se están examinando dos textos antes de su votación formal prevista para el 27 de mayo. Uno se refiere a los cuidados paliativos, mientras que el otro pretende abrir, sujeta a estrictas condiciones de elegibilidad, la posibilidad de la "muerte asistida".
Tal como está actualmente el texto, los criterios principales serían múltiples: ser mayor de edad, padecer una enfermedad grave e incurable, estar en fase “avanzada o terminal”, ser capaz de expresar la propia voluntad y presentar un sufrimiento resistente al tratamiento. Dependería de los equipos médicos -médicos, enfermeras y auxiliares de enfermería- decidir si aceptan y luego implementan una solicitud de ayuda para morir preparando la sustancia letal o incluso, cuando el paciente no puede físicamente realizar el procedimiento, administrársela.
Los diputados aprobaron el sábado la creación de un "derecho a la muerte asistida" y restablecieron el principio de que los pacientes deberán autoadministrarse la sustancia letal, excepto cuando no puedan hacerlo.
Entre los cuidadores se han ido acumulando posiciones divergentes a lo largo de casi tres años de debate. Las organizaciones médicas regularmente firman columnas en contra de este texto o de sus versiones anteriores. Uno de ellos, procedente de una veintena de organizaciones, pidió en la primavera de 2024 en "Le Figaro" a los diputados que rechazaran una ley que "perturbaría profundamente la práctica médica".
Otras columnas, a menudo firmadas individualmente, argumentan lo contrario. «La asistencia médica al morir es un cuidado», declararon varios cientos de cuidadores en «Le Monde» en 2023.
Las encuestas, sin embargo, varían. Tres cuartas partes de los médicos encuestados aprobarían la legalización de la muerte asistida, según un informe publicado recientemente por la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente (ADMD), punta de lanza de la legalización de la eutanasia.
Pero dentro del Orden de Médicos, conocido por su conservadurismo, sólo un tercio de los médicos estarían dispuestos a ayudar a un paciente a morir, según una encuesta interna, transmitida a los diputados en abril por su presidente, François Arnault. Sin embargo, según él, esto ya es una señal de "una fuerte evolución" en el mundo de la medicina en los últimos diez años.
Además, las sensibilidades varían de una especialidad a otra. El mundo de los cuidados paliativos parece por ello especialmente cauteloso respecto de la muerte asistida: su principal organización, la Sfap, es una de las voces más activas en contra del proyecto de ley. Sin embargo, entre la defensa de los cuidados paliativos y la aceptación de la muerte asistida, "no hay necesariamente una incompatibilidad", considera Régis Aubry, ex presidente de la SFAP.
Cofirmante en 2022 de un dictamen del Comité de Ética que autoriza la legalización condicional de la muerte asistida, el geriatra desconfía de la eutanasia, que corre el riesgo de anular "una ambivalencia última" del paciente. Considera mucho más aceptable el suicidio asistido.
Pero hay muchos partidarios de la muerte asistida entre los neurólogos, que se enfrentan a numerosas patologías incurables (enfermedad de Parkinson, enfermedad de Charcot) que degradan progresivamente las capacidades de los pacientes. "Las enfermedades neurodegenerativas están llegando a los límites de los cuidados paliativos", afirma la neuróloga Valérie Mesnage, que trata a pacientes de Parkinson en el hospital Cochin AP-HP y aboga por la legalización del suicidio asistido y la eutanasia.
En cuanto a los especialistas en cáncer, entre los que más se enfrentan al final de la vida de sus pacientes, es difícil identificar una tendencia. "Hay muchos matices cuando hablamos entre nosotros", explica Manuel Rodrigues, especialista en ciertos cánceres raros del Instituto Curie y presidente de la Sociedad Francesa del Cáncer (SFC).
SudOuest