Para la mitad de los adolescentes, los celos son una forma de amor.

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Para la mitad de los adolescentes, los celos son una forma de amor.

Para la mitad de los adolescentes, los celos son una forma de amor.

La violencia de género nunca ha cambiado. ¿La percepción del límite, en cambio? Se cree que hoy estamos más conscientes de qué es violencia y qué no lo es. Son sobre todo las nuevas generaciones las que hablan de “banderas rojas” , esas señales que hacen saltar la alarma. Control, celos, manipulación. Las banderas que indican la frontera. Sin embargo, las líneas entre posesión y sentimiento siguen estando difusas, incluso entre niñas y niños. Esta fotografía es parte de la Encuesta de Adolescentes realizada por la Fundación Libellula .

La investigación

Los celos no son una forma de violencia . Así lo cree la mitad de los 1.592 niños y niñas de entre 14 y 19 años que participaron en la encuesta. En particular, el 32% de las chicas piensa que los celos significan que su pareja se preocupa por ellas. El 56% de los chicos está de acuerdo: es una expresión de amor. “Si mira mi móvil es porque me quiere”, dice la mitad de los adolescentes. El 25% piensa que es comprensible reaccionar violentamente ante una traición. Más de la mitad conoce a alguien que ha sido abusado. Para 1 de cada 5 personas, tocar o besar a una persona sin su consentimiento no es violencia. Para más de 1 de cada 4 personas, contarles a sus amigos detalles íntimos de su pareja sin su consentimiento tampoco es una opción. De nuevo, un tercio de la muestra no reconoce como violencia decirle a la pareja qué ropa ponerse y qué no ponerse, impedirle aceptar nuevas amistades online o pedirle geolocalizarse cuando sale. ¿Pedir compartir contraseñas de perfiles sociales o monitorear teléfonos celulares en secreto? Para 4 de cada 10, aquí también, no hay violencia. Y esto también aplica a quienes llaman y envían mensajes persistentemente: el 40% no reconoce el acoso.

Dos miradas

Nos gustaría romper con la dualidad de género, pero hasta ahora nuestros debates sobre la violencia de género se han dirigido más a las niñas que a los niños. Hemos enseñado a las primeras a defenderse, pero evidentemente nos incomoda pedirles a los segundos que asuman su responsabilidad. Y aquí está el resultado. Con estas palabras la encuesta presenta un cuadro que muestra claramente cómo la diferencia en la percepción de la violencia, entre hombres y mujeres, es un abismo . Algunos ejemplos: pedir persistentemente fotos íntimas de su pareja no es considerado violencia por el 20% de los chicos, comparado con el 4% de las chicas. Un porcentaje muy similar, bajo el epígrafe “lanzar objetos a una persona mientras se discute”. ¿Besar a alguien sin su consentimiento? No hay violencia en el 26% de los niños, frente al 9% de las niñas. ¿Obligando a alguien a tener relaciones sexuales incluso si no lo desea? Esto tampoco es violencia para el 14% de los niños, frente al 2% de las niñas.

La campaña

Contrarrestar la violencia de género y promover relaciones basadas en la inclusión y la igualdad, traduciendo datos en acciones concretas . Éste es el objetivo de la campaña “No es normal que sea normal”, que la Fundación Libellula llevará a escuelas y empresas. En particular, la formación en las escuelas es el punto de partida, con módulos educativos para docentes y niños y niñas, orientados a reconocer y deconstruir los estereotipos de género. La segunda pata del proyecto es el apoyo a las familias, con guías y encuentros para padres y quienes tienen un rol de cuidado, con expertos en el tema de educación al respeto. El tercero, la implicación de más de 170 empresas de la Red Libellula para difundir los valores de la campaña también en el mundo del trabajo, creando un puente entre la educación y la responsabilidad social corporativa.

La Repubblica

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