La Capilla Herrera cobra vida en el Prado con frescos de Carracci.

El Museo del Prado ha inaugurado la reconstrucción de la Capilla Herrera, una de las obras más extraordinarias del barroco italiano, permitiendo a los visitantes admirar los frescos de Annibale Carracci y su taller en su emplazamiento original. La capilla, hoy destruida, debía su nombre a Juan Enríquez de Herrera, el prestigioso banquero que la poseyó y decoró con frescos. Estaba ubicada en la Basílica de Santiago de los Españoles en Roma, símbolo del poder de la Corona española en la capital italiana.
Los frescos, pintados por Carracci entre 1602 y 1605, representan episodios de la vida de San Diego de Alcalá, un fraile canonizado catorce años antes, a quien el noble atribuía la curación de su hijo. El pintor enfermó en 1605, por lo que la obra fue terminada por Francesco Albani y otros colaboradores, quienes intentaron mantenerse fieles a su estilo.
Sin embargo, la iglesia que albergaba la valiosa capilla tuvo que ser demolida en 1833 debido al inminente riesgo de derrumbe, momento en el que se decidió trasladar los fragmentos del fresco a lienzo para evitar su pérdida. Se conservaron entre Barcelona, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), y Madrid, en la Pinacoteca Nacional.
Restaurados en el pasado, fueron objeto de una importante exposición en 2022. Los siete fragmentos de los frescos que se conservan en el Prado se exhiben ahora en la nueva instalación permanente.
Finalmente, pueden admirarse en una nueva sala del museo, que evoca la original. La estructura modular, diseñada por el arquitecto Francisco Bocanegra, que respeta la escala y el carácter de la capilla original, fue posible gracias a la colaboración del grupo constructor Ohla, según informa el museo.
La maestría de Annibale Carracci y sus colaboradores, entre ellos Francesco Albani, Ludovico Carracci, Guido Reni y Domenichino, se destaca en un diálogo visual con otras obras de la misma escuela boloñesa, expuestas en la misma sala cuatro de la galería del Edificio Villanueva del Prado.
La reconstrucción nos permite redescubrir un capítulo fundamental de la historia del arte europeo y la difusión de la pintura barroca en Roma. «Invita a reflexionar sobre cómo este grupo de artistas tan importantes contribuyó a dar forma al lenguaje barroco», como señaló David García Cueto, director de la Colección de Pintura Barroca Italiana y Francesa del Museo del Prado, durante la presentación de la nueva capilla.
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