Maldivas: un destino para el deporte, la relajación y la naturaleza

Fue en 1972 cuando el exótico sueño de las Maldivas comenzó a circular, primero en Italia y luego por todo el mundo. Su creador fue un viajero y buscador de nuevos destinos que, tras llegar al archipiélago el año anterior a bordo de un carguero desde Colombo, regresó con un grupo de 22 aspirantes a Robinson Crusoe italianos, entre ellos periodistas y fotógrafos. El boca a boca se extendió rápidamente y desde entonces no ha dejado de crecer. Si bien la imagen idílica ha conservado su arena blanca, sus lagunas turquesas iridiscentes, su océano azul y su exuberante vegetación ecuatorial a lo largo de las décadas, mucho ha cambiado en cuanto a hospitalidad y lujo. Los resorts de las Maldivas han redefinido sus parámetros, manteniendo dos pilares fundamentales: la promesa de inmersión en la naturaleza local y la sensación de total libertad durante las vacaciones. Para cumplir con este primer compromiso, la protección del medio ambiente se ha convertido en una prioridad absoluta.

Complejo turístico Bolifushi
«Se puede adoptar un núcleo metálico con fragmentos de coral injertados. Una vez colocada una placa con el nombre del huésped, recibe una actualización fotográfica de su crecimiento cada seis meses», explica Nuria, bióloga marina española. Junto con su colega Erin, de Zimbabue, trabaja para proteger el arrecife de coral en el lujoso resort de cinco estrellas Ozen Life Maadhoo Island Resort, en el atolón de Malé Sur. Es uno de los dos resorts de The Ozen Collection, perteneciente a Atmosphere Core, un grupo indo-maldivo especializado en hostelería de alta gama, que actualmente gestiona nueve propiedades en las Maldivas (y que prevé una próxima expansión).
Los domingos y jueves, las dos biólogas marinas entretienen a los visitantes mostrándoles la diversa fauna del arrecife y su fragilidad. «El Niño provoca un aumento de la temperatura del agua y el blanqueamiento del coral», explica Erin, «pero al coral aún le queda un mes de vida y, con una intervención oportuna, se puede salvar».

Complejo turístico Bolifushi
Con el personal de Dolphine Base, los profesionales del océano que gestionan el centro de buceo del resort, puedes dirigirte a Manta Point para presenciar la danza marina de estas elegantes criaturas, o nadar con tiburones nodriza y su colorido séquito de rémoras y pequeños peces amarillos que parecen ramos de prímulas en el azul, y luego admirar tortugas y delfines. Una excursión que por sí sola justifica el viaje. De vuelta en el océano, regresas, esta vez completamente vestido, al M6m, un restaurante a seis metros bajo el nivel del mar. Tras una copa de champán, accedes a él en ascensor: un espacio circular e íntimo donde se sirven langosta y especialidades del mar, mientras tiburones de puntas negras y peces de colores, quizá atraídos por las luces, desfilan a tu alrededor. La sensación de estar en un acuario se ve desmentida por la realidad de estar bajo el océano sin ninguna barrera que lo rodee.
Y, como el lujo significa vivir sin preocupaciones, la cena está incluida en el Plan Indulgence, que abarca desde licores (más de 80 vinos) hasta restaurantes, esnórquel dos veces al día y traslados a bordo de una elegante lancha rápida con wifi. Los huéspedes pueden elegir libremente entre los sabores panasiáticos de Tradition Peking y Tradition Indoceylon, las especialidades maldivas de Lonu (pruebe el Mas Bai, arroz especiado con atún), la cocina internacional e india de The Palms o la romántica velada de una cena íntima en la playa. El vino, recomendado y explicado por Manak Rej, gerente de operaciones vinícolas del grupo Atmosphere Core, es el protagonista de las veladas especiales organizadas en honor a las bodegas asociadas (desde la italiana Bottega hasta la francesa Guy Charbaut). «No se trata solo de ofrecer vinos excelentes», explica Nicolas Laguette, director de vinos de Atmosphere Core. Nuestro objetivo es contar historias, evocar emociones y crear momentos memorables. Cada copa se convierte en un viaje, cada sorbo en un descubrimiento. Y si la cultura del vino goza de gran prestigio incluso en estas latitudes, lo mismo ocurre con la ginebra: en el bar especializado Gin IN, Prajwal, gerente de ginebra, dirige una cata que es un auténtico viaje a través de la historia de esta famosa bebida.
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