Dos penaltis de Mbappé evitan el sofocón del Madrid en el estreno de la Champions

No hay Copa de Europa en Chamartín sin su dosis de drama y angustia. Así inició el Real Madrid su camino hacia un nuevo intento de éxito continental. Sufrió con el 0-1 de Weah que puso por delante al Olympique de Marsella y vibró con ritmo para empatar hasta que se le acabó el oxígeno. Ahí dudó, Carvajal vio una expulsión innecesaria y el Bernabéu terminó respirando con el segundo tanto de penalti de Mbappé. Tres puntos de sangre. Un sofocón. [Narración y estadísticas (2-1)]
La noticia de la previa, más allá de las cargas policiales sobre los ultras franceses que inquietaron los alrededores del Bernabéu, fue Vinicius. Xabi Alonso, que ya había dejado en el banquillo al brasileño en el duelo de la segunda jornada de Liga contra el Oviedo, repitió su idea en el debut en Champions. Una plaza mayor, estelar, la más importante para el Madrid, que el extremo izquierdo inició desde la banda. Un mensaje indirecto sobre las imponentes rotaciones del técnico y sobre su situación, nunca más indiscutible, en la plantilla.
En su lugar, como en Oviedo, apareció Rodrygo. Fino, accesible en las combinaciones e incisivo. Algo diferente a Vinicius, más espeso y atropellado estas semanas.
11 remates en 45 minutosA nivel coral, el Madrid fue el rock & roll que Alonso había prometido en Miami. Elevó el ritmo liguero y presentó el proyecto del tolosarra en Europa con intención: insistió en la presión alta, mordió, robó y amenazó sin parar la portería de Rulli, a donde disparó 11 veces en los primeros 45 minutos, su registro más alto en un primer tiempo europeo desde la temporada 2003-2004, en plena era galáctica.
La sexta marcha madridista se encontró con la lesión de Trent a los tres minutos, con un palo de Mastantuono, titular y muy activo, a los cinco, y con Rulli, muro ante el que se estrelló Mbappé en varias ocasiones.
El Marsella de De Zerbi, con los veloces Greenwood, ex del Getafe, Weah y Aubameyang, que ya sabía lo que era marcar en el Bernabéu con el Barça, no tuvo miedo a los errores. Los cometió, en esa obsesión del técnico en apostar por el juego de pase en campo propio, pero también tuvo éxito en sus intentos de presión. Así llegó el 0-1. Arda Güler, en el que Alonso dijo en Miami que había que «invertir» minutos y errores, se durmió en la salida de balón madridista, Greenwood le robó la cartera, aceleró, cedió a Weah y éste definió potente ante Courtois.

El tanto no silenció ni hizo dudar al Bernabéu, empujado por el altísimo ritmo de su equipo, que reaccionó con personalidad al verse por debajo en el marcador. El empate lo provocó Rodrygo, opositando a la posición de Vinicius en un debate que hace un mes era imposible. Recibió en la izquierda, tiró la diagonal, encaró y se fue de su primer defensor y Kondogbia le zancadilleó delante del árbitro. Desde los once metros, Mbappé no falló para reencontrarse con el gol continental siete meses después.
Las tablas impulsaron a los blancos, que rozaron el segundo antes del descanso, apoyados más en la electricidad que en la pausa, en el robo que en la posesión. Verticalidad y rock&roll. Y el Bernabéu encantado. Mastantuono perdonó el segundo tras driblar con elegancia a varios rivales, Rulli salvó un misil de Tchouaméni desde lejos y Mastantuono, de nuevo, definió al cuerpo del portero cuando tenía parte de la portería sin cubrir tras un pase de Mbappé.
La expulsión y el segundo golTras el intermedio, el duelo se enfrió y se igualó. El Madrid no pudo mantener el ritmo en la presión y el Marsella creció a través de su delantera y de la posesión momentánea del balón. Ahí sufrieron los blancos, incapaces de crear con la pelota, y apareció Courtois para evitar el tanto de Aubameyang.
Lo notó Xabi Alonso, que movió el banquillo para dar entrada a Brahim y Vinicius por Rodrygo y Mastantuono. La idea sonaba bien para volver a subir una marcha, pero a los cinco minutos el VAR vio un cabezazo de Carvajal a Rulli y el lateral español se fue expulsado. Cuesta arriba para Chamartín, hasta que un rechace de un pase de Vini terminó en el brazo de Medina, casi en el suelo, que el bosnio Irfan Peljto castigó como penalti.
De nuevo desde los once metros, Mbappé consumó la sufrida remontada madridista, de más a menos en un partido convertido en agonía para debutar en la deseada Champions. Así es esta relación.
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