Lamine Yamal baila ante Dembélé y Mbappé

Los debates se agotan. Las expectativas no paran de crecer. Los elogios se quedan cortos. Discutir estos días sobre quién es el mejor jugador del mundo, sobre si este o aquel debe ganar el Balón de Oro, es una auténtica imprudencia. Se corre el peligro de quedar retratado cuando Lamine Yamal, todavía tiene 17 años, entra en escena. Da igual el reto o el rival. Ayer, ante Francia, se había autoimpuso gobernar el duelo ficticio que mantiene con Ousmane Dembélé. Y como sucede con los genios, abrazó la excelencia con la naturalidad habitual. Ni el del PSG, pero tampoco Mbappé, Doué o Olisé (entre todos acumulaban más de 100 goles este año) le hicieron sombra, más allá del arrebato final de los de Deschamps liderados por Cherki. Como sucedió en Stuttgart hace un año, Lamine Yamal demostró en Munich poseer el aura de los elegidos.
Esta temporada, de la mano de Flick, el extremo ha inaugurado una nueva época en el Barça con noches que ilusionan como hacía tiempo que no sucedía. En la selección ya lo había hecho hace un año, en la Eurocopa, con un gol en las semifinales de esos a los que ahora nos tiene tan acostumbrados. Pero empieza a ser una virtud en el joven Yamal también la ambición, el hambre de quien quiere trascender.
El extremo superó claramente al del PSG en su duelo por sumar adeptos para ganar el Balón de OroOtra vez en un escenario grande se hizo gigante el de Rocafonda. Nada había hecho España más que penar hasta que Lamine atrajo a su banda a un puñado de franceses y desde allí filtró un balón que negociaron a la perfección primero Oyarzabal y después Nico Williams. Otra vez siendo origen del gol. No es casualidad.
Faro desde la derecha, con el viento a favor dedicó alguna que otra filigrana. Y ya en el segundo tiempo, con más espacios para atacar a la defensa francesa, provocó un penalti, que el mismo transformó (el primero de su carrera), y definió con la puntera un contragolpe. Dos goles que ya son seis con la roja. Y que redondeaban un marcador abusivo ante una enorme potencia como Francia.
“Si nos lo tenemos que jugar el jueves, nos lo jugamos”, dijo el pasado lunes en referencia a la pelea por el Balón de Oro con Dembélé. Si así hubiese sido, el trofeo ya tendría dueño. Elegido mejor jugador del partido, tampoco le aguantó el duelo Kylian Mbappé, incapaz de encontrar el gol en las múltiples llegadas de los franceses. En este cara a cara, que a buen seguro se llevará muchos titulares en los próximos años, también manda el del Barça. En los cinco partidos en que se han visto las caras esta temporada, Yamal ha ganado los cinco, cuatro con el Barça y uno con España. O lo que es lo mismo, desde que el de Bondy juega en el Real Madrid, siempre pierde contra Lamine. También lo hizo en la pasada Eurocopa.
“Cuando hay grandes partidos, siempre se lo digo a mi madre, intento darlo todo. Lo que me motiva y por lo que me levanto por las mañanas es para jugar a fútbol”, comentó después del partido más serio fuera que dentro. “Lo importante es hablar sobre el campo. Dembélé es un gran jugador, pero estamos en la final”, espetó al ser preguntado sobre su duelo.
Le queda un partido todavía esta temporada, la final contra Portugal el próximo domingo, para convencer a aquellos que todavía crean que un jugador de 17 años no puede ser el mejor. Seguro que les volverá a dar argumentos para empezar a creer en él.
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