¿Novatada en Durango?

“Platicamos en junio”, cerró Alberto Anaya. Del otro lado de la mesa, Luisa María Alcalde había ninguneado a la dirigencia nacional del PT. Ambos líderes partidistas negociaban la coalición electoral en Veracruz y los laboristas habían requerido 28 encabezar 28 candidaturas, apenas 5% de las nominaciones que la alianza oficialista registraría. “¡Es que ustedes no valen eso!”, reviró la ex secretaria obradorista, “tenemos 15 posiciones para ustedes. Si les doy más, ¿cómo creen que se va a poner el Verde”.
La lideresa morenista y la gobernadora Rocío Nahle tenían otros datos. Y son optimistas: el partido guinda triunfó en Acayucan, Xalapa, Veracruz, Tantoyuca, Coatzacoalcos y Minatitlán. "Hay quienes ven el vaso medio vacío, hay quienes lo vemos medio lleno, yo me siento muy orgullosa de mi Movimiento y todos los que participan en él, tras este resultado electoral obtenido en Veracruz en el pasado proceso electoral", sentenció la mandataria morenista.
Los petistas no fueron con Morena en Veracruz y obtuvieron 28 alcaldías, el pasado domingo 1. En Durango, la directiva partidista atendió la petición del senador Alejandro González Yáñez de sumarse a la coalición PVEM-Morena recuperar la capital de la entidad norteña para la izquierda partidista.
Gonzalo logró —sin aliarse con otras fuerzas políticas— ser presidente municipal de Durango hace 30 años. Y ahora, el doctor José Ramón Enríquez encabezó la planilla oficialista: los tres partidos le dieron apenas 40,000 votos y los dejaron en un humillante tercer lugar, con 50,000 votos menos que el triunfador, Toño Ochoa, y 12,000 menos que el emecista Pancho Franco.
Peor imposible: el PRI (26%) se mantuvo como primera fuerza electoral en Durango, aunque apenas con 5,000 votos más que Morena, cuya nueva directiva tuvo un fallido estreno en las lides comiciales. La coalición PRI-PAN ganó 15 municipios, uno más que la alianza oficialista. Luisa María Alcalde y el secretario de Organización, Andrés Manuel López Beltrán, fallaron en su primera misión: arrebatar al priismo uno de los dos bastiones que preserva en el país.
¿Luisa y Andy fueron chamaqueados? Al arranque de las campañas, el doctor Enríquez –exsenador, cercano a Marcelo Ebrard y al empresario jalisciense Carlos Lomelí— conoció una encuesta que colocaba a Morena en segundo lugar de las preferencias, a 10 puntos de los punteros.
En el aire, pero sobre todo en tierra, el trabajo de los promotores morenistas resultó infértil en las colonias populares de la capital duranguense. “El doctor nunca pudo remontar, jugó a perder”, se quejan legisladores federales que atendieron el llamado de la dirigencia nacional para trabajar por una causa perdida. “Hubo mucha soberbia de los enviados del CEN”, reviran en el equipo del candidato, “con el ego por las nubes, vinieron de vacaciones y nunca salieron de su hotel. No les importaba ganar”.
¿Desidia o traición? Morena ha construido una sólida base en la región lagunera, pero la fórmula practicada en los últimos tres años simplemente no funcionó en Durango. Luisa María y Andy descubrieron tardíamente que algunas entidades todavía obedecen a las reglas de la vieja política, que las estructuras electorales –aunque se disfracen con chalecos de Servidores de la Nación— obedecen al mejor postor… en este caso concreto, el gobernador, quien por cierto tiene niveles de aceptación similares que la Presidenta.
“Villegas es el dueño de todo, incluyendo Morena local y la delegación estatal de la Secretaría del Bienestar”, lamentan otros legisladores federales, que reportaron directamente a Palacio Nacional sobre la debacle guinda.
Eleconomista