Empresarios y políticos se interrogan desde Barcelona

Cada primavera, las jornadas del Cercle d’Economia constituyen un termómetro para conocer las preocupaciones del mundo económico y político. Todo ello visto desde Barcelona, pero con vocación de analizar el entorno europeo. La OPA del BBVA sobre el Sabadell y el papel de las renovables después del apagón han sido dos de las cuestiones más abordadas. También la vivienda o la capacidad de Europa para emerger como potencia ante la inestabilidad mundial. He aquí algunas claves de lo que se ha dicho, a veces más bien insinuado, por parte de los dirigentes políticos que han pasado por el palacio de congresos de Catalunya esta semana.
OpaEl aval de la Comisión Nacional de la Competencia a la OPA del BBVA sobre el Sabadell dejó el balón botando en el campo del Gobierno y Pedro Sánchez chutó el lunes sacándose de la manga una consulta pública a entidades y ciudadanos (a través de la web del Ministerio de Economía) antes de tomar una decisión. Es obvio que el presidente busca apoyo para poner trabas la oferta y así fue interpretado por los altos directivos de ambos bancos, presentes en la sala. Por si quedara alguna duda sobre la opinión de Sánchez al respecto solo hizo falta escuchar ayer a Salvador Illa, quien no se anduvo con rodeos al señalar que prefiere que la OPA no llegue a culminarse. Sin embargo, no es tan fácil pasar de los deseos a los hechos.
El mundo bancario catalán baja revuelto. Para Illa (y para Sánchez) fue una buena noticia el regreso de la sede social La Caixa a Catalunya después de la espantada del 2017, con la declaración unilateral de independencia. En cambio, para Sánchez (y para Illa) ha sido un golpe la decisión de Isidro Fainé de cesar a Ángel Simón como consejero delegado de Criteria Caixa, el brazo inversor de La Caixa. Ahora toca lidiar con la OPA que, de materializarse, supondría una pérdida para el poder bancario catalán. Y Sánchez salió del paso en Barcelona con la idea de la consulta. Alguno de los asistentes, en tono irónico, comentaba que este año en el Cercle d’Economia los políticos hablaban de esta consulta en lugar del referéndum de independencia.
La CNMC aprobó por unanimidad que la OPA es técnicamente viable, lo que dio pie a muchas elucubraciones sobre el voto a favor de Pere Soler, nombrado a propuesta de Junts, partido contrario a la OPA. Soler fue director general de los Mossos cuando se celebró el referéndum del 1-O del 2017. No es un profano en la materia, puesto que estuvo en la Autoritat de la Competència de Catalunya. En los sectores contrarios a la OPA se esperaba que, al menos Soler (y probablemente algún vocal cercano al PSOE) firmaran un voto particular en contra. Soler, que llegó a tener una discusión de alto voltaje con la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, que buscaba una resolución sin fisuras, defendió ante su partido que había logrado endurecer las condiciones de la OPA y reflejar en el informe que, aunque en España fuera viable, en Catalunya se vería mermada la competencia bancaria. Soler lo sostuvo a posteriori, ya que durante el debate interno no consultó a Junts.
Lee tambiénCon un par de votos discrepantes, el Gobierno habría tenido más fácil argumentar en contra de la OPA, aunque Junts defiende que es perfectamente factible aludiendo al contenido del informe de la CNMC. En cualquier caso, el Ejecutivo de Sánchez sigue teniendo un problema, ya que puede poner condiciones muy duras a la OPA y que después los accionistas del Sabadell la avalen, lo que dejaría al Gobierno en mal lugar y sin capacidad para impedir la operación. Como máximo, puede vetar la fusión de ambos bancos, pero no la adquisición del Sabadell por parte del BBVA.
Se esperaba entre los asistentes a las jornadas del Cercle el pronunciamiento de Alberto Núñez Feijóo,sobre la OPA pero el líder del PP solo opinó entre líneas. Como de pasada, afirmó que le gustaba la competencia bancaria, una forma implícita de mostrarse contrario a la OPA, ante un auditorio en el que lo natural era una defensa del libre mercado por parte del PP. Sin embargo, si Feijóo no lo dijo con más claridad no fue tanto por eso, sino más bien para no manifestarse de acuerdo con Sánchez.
Así que el presidente del PP prefirió poner el acento en criticar la consulta que, ciertamente, sonó a salida forzada por parte de Sánchez. Feijóo exigió al Gobierno. que asuma su responsabilidad y decida sobre la OPA sin buscar subterfugios, pero al mismo tiempo evitó desvelar qué habría hecho él con una frase que también resultó extraña: “Mí opinión personal es irrelevante”. Conclusión: Sánchez y Feijóo desean frenar la OPA, pero no quieren que nadie interprete que están de acuerdo en algo.
NuclearesEl apagón no podía estar ausente de los debates del Cercle. Sánchez hizo una defensa a ultranza de las renovables, como era de esperar. Feijóo hizo una enmienda a la totalidad del Gobierno y abogó por un modelo “factible y sin ideología” que combine las renovables con el apoyo de la hidráulica, la nuclear y la proveniente de ciclos combinados, sin más concreción. En este caso, aportó más claves Illa con una frase que también pasó inadvertida: “No pondremos en riesgo la garantía de suministro”. El president recordó que los operadores de las centrales no han pedido alargar la vida de esas instalaciones. Según el entorno del Palau de la Generalitat, si lo solicitan, se estudiaría retardar el cierre. Aunque el Govern ha prometido acelerar las renovables, en Catalunya el retraso en ese ámbito es más que notable. De momento, Sánchez pone el acento en la defensa de las energías limpias, pero en su gobierno no se descarta reconsiderar el calendario de las nucleares.
En el fondo de ese debate subyace si esas centrales resultan aún un negocio o no para los operadores privados ahora que la incorporación de las renovables al sistema han bajado los precios. En ese sentido, Illa se puso la venda antes de la herida al advertir que el coste de la gestión de los residuos nucleares es consustancial al negocio y que no se puede pretender que la administración les ayude a sobrellevarlos. Así que estamos al principio de una posible negociación entre los operadores de las nucleares y el Gobierno.
Vivienda, impuestos y financiaciónEl debate sobre la fiscalidad y el de la financiación autonómica son dos clásicos de las jornadas del Cercle. Los impuestos suelen ser el plato fuerte de la intervención de Feijóo, que se gana al público empresarial recordándoles que Catalunya es la comunidad con una mayor presión fiscal. Es la cara de su discurso. La cruz es la financiación autonómica, ya que los presentes son mayoritariamente favorables al modelo singular pactado entre los socialistas y ERC, mientras que Feijóo defrauda al auditorio cuando deja claro que ésa no es su aspiración.
Un año tras otro el líder del PP insiste en que la financiación catalana no debe diferenciarse del régimen general. Incluso aunque su partido ha mantenido posiciones matizadas en el pasado sobre este asunto. La financiación fue uno de los propulsores del procés. Es un debate permanente. Ya en 2012 el Cercle instaba al Gobierno a negociar una financiación singular para Catalunya cuando Artur Mas, desde la Generalitat, reclamaba un pacto fiscal similar al vasco.
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En materia fiscal, Illa dejó claro que no piensa bajar impuestos por el momento. El president no hizo demasiadas concesiones al auditorio empresarial o quizá pensó que debía justificar se por ser menos bussiness friendly de lo que ellos esperaban. Y no quiso escudarse en la necesidad de pactos con ERC y con los comunes para defender el intervencionismo público en el mercado de la vivienda, sino que trató de explicar que son medidas imprescindibles mientras la disponibilidad de pisos sea tan escasa para atenuar en lo posible el malestar social.
Es más, Illa lanzó una pulla al presidente de la patronal Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, que días atrás le acusó de liderar un “tripartito encubierto” y de asumir políticas de los comunes y la CUP en materia de vivienda. Illa recordó que los empresarios piden más mercado libre en este asunto y luego reclaman intervencionismo público cuando se trata de frenar la OPA.
Pactos con la ultraderechaEsta ha sido una de las ediciones de las jornadas del Cercle que más se ha fijado en el contexto internacional. Durante años el procés acaparó el foco hasta el punto de que el apoyo del empresariado presente apoyó los indultos a los líderes independentistas, actitud que fue determinante en la decisión de Sánchez de concederlos. Sin duda, el procés ha quedado atrás por completo. Preocupa más el auge de la extrema derecha y la incapacidad de los partidos centrales para llegar a acuerdos. El presidente del Cercle, Jaume Guardiola, pidió más cooperación entre el PSOE y el PP, así como entre el PSC y Junts.
El discurso de Guardiola previo a la intervención de Feijóo tuvo una carga de profundidad especial. El presidente del Cercle le recordó textualmente las palabras de Manfred Weber, el líder de los populares europeos, días atrás en Valencia, cuando abogó por desterrar acuerdos con la ultraderecha antieuropea y puso como ejemplo el pacto alemán entre conservadores y socialdemócratas. Tanto insistió Guardiola en este punto que Feijóo tuvo que hacer referencia a Vox. Recordó que él le había ofrecido pactos a Sánchez, sin éxito. Y distinguió entre formaciones de extrema derecha al señalar que no es lo mismo la formación de Giorgio Meloni que la Afd alemana.
Feijóo habló de “derecha radical”, subrayó que son formaciones que han ganado elecciones en distintos países de Europa y que partidos conservadores clásicos de Suecia, Italia o Austria gobiernan con ellos. Una forma de justificar alianzas con Vox. Sin embargo, cuando se le hizo una pregunta más concreta sobre ese tipo de acuerdos, sostuvo que el PP gobierna en muchas autonomías y lo hace en solitario, en referencia a aquellas que logró con el voto a favor de Vox en la investidura, aunque después salieran de los ejecutivos.
Las jornadas del Cercle d’Economia siempre permiten pulsar el momento político y económico catalán y español. Esta vez dejó un rastro de polarización extrema entre la visión de Sánchez y la de Feijóo, un olvido absoluto de los años del procés y una preocupación notable, aunque con destellos de esperanza, sobre las incertidumbres globales.
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