Así huelen las personas que están a punto de morir, según expertos

La muerte, además de ser un proceso natural, implica una serie de cambios fisiológicos en el cuerpo que pueden percibirse de distintas formas. Uno de los aspectos menos conocidos pero más impactantes es el olor corporal que puede presentarse en una persona que está cerca de fallecer. Aunque el tema puede parecer incómodo, especialistas en cuidados paliativos y medicina forense han estudiado este fenómeno para comprender mejor lo que ocurre en las últimas etapas de la vida.
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Cuando el organismo empieza a apagarse, distintos sistemas comienzan a fallar progresivamente. El hígado y los riñones, por ejemplo, disminuyen su capacidad para eliminar toxinas, lo que provoca una acumulación de sustancias en la sangre. Este deterioro generalizado influye no solo en el funcionamiento de los órganos, sino también en la piel, el aliento y los fluidos corporales.
Según el personal médico que trabaja en unidades de cuidados paliativos, uno de los signos físicos más notorios en las últimas etapas de vida es un olor peculiar y penetrante que emite el cuerpo. No se trata de un olor fuerte como el que se asocia a la descomposición, sino más bien de una fragancia metálica, dulce o incluso ligeramente ácida, que se relaciona con la acumulación de químicos internos.
¿A qué se debe este olor?Especialistas indican que el olor puede tener varias causas:
- Insuficiencia orgánica: Al fallar el hígado o los riñones, las toxinas que normalmente se eliminan comienzan a acumularse. Esto puede generar un aliento con olor a amoníaco o a frutas en descomposición, similar al que presentan algunos pacientes con enfermedades hepáticas avanzadas.
- Cambios en la piel: En algunos casos, la piel adquiere un olor diferente debido a una mala oxigenación o a infecciones que aparecen cuando el sistema inmunológico se debilita.
- Deshidratación y reducción del flujo sanguíneo: La circulación disminuye en las extremidades y otras zonas del cuerpo, lo que también influye en el olor corporal.
- Acumulación de cetonas: En personas con enfermedades crónicas o que dejan de alimentarse, el cuerpo puede liberar cetonas que producen un olor dulce y afrutado, similar al que se detecta en pacientes con cetoacidosis diabética.

La doctora Kathryn Mannix, especialista británica en cuidados paliativos, ha explicado en varias entrevistas y libros que “la muerte tiene un proceso natural y predecible, y el cuerpo da señales claras, incluso a través del olfato”. Aunque no todas las personas emiten el mismo olor, sí es común que quienes están en etapa terminal desprendan un aroma corporal diferente, notable para quienes los rodean constantemente.
En el mismo sentido, el experto forense español Francisco Etxeberria ha mencionado que los olores son uno de los primeros indicios de que un cuerpo está atravesando cambios internos irreversibles, aunque aclara que este olor es más evidente en fases avanzadas o después del fallecimiento, cuando comienza la descomposición.
¿Es perceptible para todos?No necesariamente. Muchas veces, solo el personal médico o cuidadores experimentados son capaces de detectar ese aroma particular. Las familias o personas cercanas, al estar emocionalmente involucradas, pueden no notarlo o simplemente atribuirlo a otros factores como medicamentos, sudor o cambios en la higiene diaria del paciente.
El olor de una persona que está por morir no es un mito ni una exageración. Se trata de un fenómeno real, derivado de los procesos bioquímicos que ocurren en el cuerpo cuando este se encuentra en declive. Aunque no hay un “olor universal” que indique la inminencia de la muerte, muchos profesionales coinciden en que existe un cambio perceptible que puede ser interpretado como una señal más del ciclo final de la vida.
BB
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