Anna Cieślak-Wróblewska: Los polacos prefieren trabajar desde casa. Es una buena noticia, pero no para todos.
Las razones son fáciles de diagnosticar. En primer lugar, el desempleo ha desaparecido en Polonia y los salarios han aumentado significativamente. Y aunque todavía se puede ganar más en los países de Europa Occidental, las diferencias se están reduciendo claramente. Y, en ocasiones, como demuestran estudios recientes, el salario por los trabajos de verano puede ser incluso el mismo en Grecia que en Polonia.
¿Por qué los polacos ya no quieren montar saxofones?Al mismo tiempo, la percepción de trabajar en el extranjero está cambiando, y el mito de las grandes fortunas parece desmoronarse. El coste de la vida en el extranjero aumenta tan rápidamente como en el país, y los migrantes económicos, incluso los temporales, sufren cada vez más discriminación.
Sin embargo, evaluar las consecuencias de este fenómeno puede ser más difícil. Es cierto que, desde una perspectiva económica, cuantos menos polacos se marchen a trabajar, mejor. Tras años de fuga de talentos y mano de obra del mercado laboral, Polonia está adquiriendo el potencial para retener valiosos recursos humanos. Otro problema es que la escasez de personal, debido al envejecimiento de la población, sigue siendo un desafío. En cualquier caso, las empresas polacas deben abrirse cada vez más a trabajadores de otras partes del mundo, principalmente de Ucrania, pero también, cada vez más, de Asia y África.
La historia nos enseña que el aumento de los salarios y del nivel de vida en un país determinado puede, paradójicamente, provocar un aumento del sentimiento antiinmigrante. Cuando sentimos que nuestra situación económica mejora, olvidamos rápidamente las experiencias de años anteriores, cuando buscábamos trabajo por todo el mundo. Ahora, desde la perspectiva de los más pudientes, empezamos a percibir a los recién llegados como una amenaza para su posición, sus empleos, sus salarios y una carga para los sistemas sociales.
Polonia, que durante años fue un país de emigración, se está convirtiendo ahora en un destino de inmigración. Estos representan importantes desafíos económicos y sociales y, sobre todo, una prueba para la clase política. La principal responsabilidad del Estado es preparar las condiciones para la integración, educar y contrarrestar los estereotipos para evitar los errores de algunos países occidentales. Lamentablemente, el gobierno actualmente no está superando esta prueba.
RP