Una pequeña ONG keniana logra salvar miles de tortugas

Una tortuga que acaba de morder el cebo es transportada por cuatro hombres en Kenia. Sin embargo, la tortuga aún no sabe que será tratada, pesada, etiquetada y devuelta al mar, como han hecho con tantas otras los miembros de la ONG Local Ocean Conservation.
En sus 28 años de existencia, la organización ha rescatado a más de 24.000 tortugas (algunas más de una vez). La organización, con sede en Watamu, en la costa este de Kenia, cuenta con 20 empleados que trabajan para proteger una especie maltratada por los humanos.
“Necesitamos salvar a tantas tortugas como sea posible, ya que dependen de nosotros para sobrevivir”, dice Fikiri Hiponda, de 47 años, quien lleva 16 años trabajando con Local Ocean Conservation (LOC). “Cada vez que libero una tortuga, siento una gran alegría. Mi motivación no para de crecer”.
La ONG se creó en 1997, cuando solo contaba con unos pocos voluntarios que deseaban preservar la vida marina. El foco estaba en las majestuosas tortugas que morían a diario en las redes de los pescadores si no eran capturadas para el consumo, recuerda Kiponda.
Pero casi tres décadas de concienciación en escuelas y pueblos aledaños han dado sus frutos. Tanto en Watamu como en Diani, más al sur, donde LOC tiene una sucursal, «la percepción sobre la matanza de tortugas ha cambiado mucho», afirma con satisfacción.
El LOC, financiado principalmente por donaciones individuales, compensa a los pescadores que traen tortugas cuando capturan una. Más de 1000 pescadores que participan en el programa lo hacen principalmente con el objetivo de proteger la especie, según la organización.
Una vez en tierra firme, los reptiles son pesados, etiquetados y tratados en una clínica si es necesario, ya que su piel y sus músculos a veces pueden estar “gravemente desgarrados”, explica Lameck Maitha, coordinador de salud de la ONG.
Prueba de ello es «Safari, la reina del centro», según Maitha. La encontraron 150 km más al norte, cerca de Lamu, y tuvieron que trasladarla en avión y coche al Centro de Operaciones.
La tortuga, una joven hembra de entre 12 y 15 años (hay muchas tortugas de cientos de años), llegó al centro moribunda. Al final, tuvieron que amputarle la cabeza, pero ahora ha recuperado la fuerza y pronto será liberada, espera el coordinador de salud.
“Cuando una tortuga consume algo que no puede digerir, como plástico, puede bloquear su sistema digestivo, lo que crea gases y hace que flote”, señala Lameck Maitha.
“Estamos encontrando cada vez más tortugas flotando porque hay cada vez más plástico en el océano”, dijo.
Otra tarea de Local Ocean Conservation es reubicar los huevos de tortuga enterrados en la arena en Watamu para protegerlos del aumento del nivel del mar.
Las hembras, que viajan mucho, ponen huevos únicamente en las playas donde nacieron. Cada tres o cuatro años, producen cientos de huevos, que ponen en tandas durante varios meses.
Gracias al trabajo de Local Ocean Conservation, la supervivencia de las tortugas es un poco más fácil, al menos en Watamu, donde “se ven más tortugas que antes”, según Joey Ngunu, quien, al igual que sus dos colegas, dice estar “orgulloso” de su trabajo.
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IstoÉ