Propuesta del Gobierno de aumentar impuestos a contratos petroleros podría desencadenar ola de demandas

RÍO DE JANEIRO - Si el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) avanza con la propuesta de aumentar la alícuota de Participación Especial en los contratos de campos petrolíferos de alta producción -en sustitución del aumento del Impuesto sobre las Operaciones Financieras (IOF), que encuentra gran resistencia-, deberá prepararse para una avalancha de demandas judiciales como ocurrió con la implementación del Impuesto a las Exportaciones de Petróleo, al inicio del actual gobierno, en 2023.
Incluso después de haber sido advertido por la industria, el gobierno pagó para ver y ahora se encuentra en riesgo de una deuda de más de R$ 6 mil millones, dijo a Estadão/Broadcast el presidente del Instituto Brasileño del Petróleo y Gas Natural (IBP), Roberto Ardenghy .
"Les pedimos que lo retiraran porque el impuesto a la exportación era claramente ilegal. Mantuvieron una Medida Provisional (MP), la cobraron durante seis meses, pero no tuvieron el coraje de renovarla y la MP expiró", añadió Ardenghy.
Para evitar que la situación se repita, el IBP envió una carta la noche del viernes 6 a los Ministerios de Minas y Energía, Hacienda y la Casa Civil con una opinión técnica sobre la medida, que aún no se ha oficializado. El domingo 8, el Ministro de Hacienda, Fernando Haddad , se reunirá con los líderes de los partidos para ultimar un paquete de propuestas alternativas al IOF. Entre bastidores, se habla de que el aumento de la Participación Especial sería una de estas medidas.
Para Ardenghy, sin embargo, la solución más eficaz para el gobierno sería acelerar las subastas de petróleo y la venta de áreas pre-sal no subastadas -esta última en trámite en forma de proyecto de ley en el Congreso-, lo que podría generar alrededor de R$ 15 mil millones, la mitad del valor que el gobierno busca para equilibrar sus cuentas.
En el caso de la Participación Especial, advirtió el ejecutivo, el problema es si la decisión del gobierno, aún no oficial, afectará los contratos ya firmados.
El impuesto es una compensación financiera extraordinaria que deben pagar las concesionarias por la exploración y producción de petróleo o gas natural en yacimientos con un gran volumen de producción. En el primer trimestre de 2025, la recaudación total fue de 8.700 millones de reales, de los cuales la mitad se destinó a la Unión; el 40 % a cuatro estados productores (Río, São Paulo, Amazonas y Espírito Santo) y el resto a 21 municipios.
OpiniónSegún Daniel Sarmento , exfiscal federal, profesor de derecho constitucional en la UERJ y maestro y doctor en derecho público de la misma universidad, el gobierno corre el riesgo de violar tres puntos constitucionales si modifica los antiguos contratos petroleros. Además, la tasa de Participación Especial determina el precio que el inversionista pagó por el área, que podría ser diferente si la empresa supiera que la tasa cambiaría.
"Si se modifican contratos anteriores, se viola la Constitución. Por un lado, se viola la protección de los derechos adquiridos y los actos jurídicos perfectos; por otro, se viola la confianza legítima; y, en tercer lugar, también se afecta el equilibrio económico y financiero del contrato, porque se imponen cargas adicionales a los concesionarios y el gobierno no tiene forma de compensarlos", explicó Sarmento.
"Aplicar el aumento a contratos anteriores es una cuestión legal muy simple, porque claramente no se puede hacer. La Constitución brasileña protege los derechos adquiridos y el acto jurídico perfecto; es decir, el gobierno puede aumentar el monto de los nuevos contratos, pero no puede querer que esto se aplique a los contratos anteriores", añadió.
Incertidumbre jurídicaArdenghy y Sarmento enfatizaron que modificar los contratos ya firmados genera incertidumbre jurídica. «Nuestros proyectos son a muy largo plazo: compramos el campo y solo será productivo en ocho o diez años. La estabilidad regulatoria durante la vigencia del contrato es esencial para atraer inversiones», destacó Ardenghy.
El ejecutivo, que representa a las petroleras que operan en Brasil, teme la incertidumbre jurídica que un cambio como este traería al sector, en vísperas de otra subasta de áreas de petróleo y gas natural el 17 de junio. Dos subastas de áreas presal están programadas para este año.
"Si se licitan más áreas y, al mismo tiempo, se indica que se aumentará la Participación Especial, se les restará atractivo. Es como si se diera con una mano y se quitara con la otra. Cualquier cambio en la Participación Especial, incluso a partir de ahora, perjudicará el atractivo de las subastas", afirma Ardenghy. También señala que el sector petrolero ya soporta una fuerte carga fiscal, pagando alrededor del 69%, o el equivalente a dos de cada tres barriles producidos.
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