Fiscalía General acusa a Eduardo y Paulo Figueiredo de coacción en beneficio de Jair Bolsonaro

Un mes después de que la Policía Federal presentara su informe final , la Fiscalía General de la República acusó al diputado federal Eduardo Bolsonaro (PL-SP) y al bloguero Paulo Figueiredo Filho de intentar coaccionar a las autoridades brasileñas para impedir el procesamiento del intento de golpe. El documento, firmado por el fiscal general Paulo Gonet, llegó al Supremo Tribunal Federal el lunes 22.
Según el Código Penal , el delito de coacción durante un proceso judicial consiste en emplear violencia o amenazas graves para favorecer intereses propios o ajenos en un procedimiento judicial, administrativo, policial o arbitral. La pena por este delito es de uno a cuatro años de prisión, además de la pena correspondiente a la violencia empleada. Será el Supremo Tribunal Federal quien decidirá si acepta o no la denuncia contra la pareja.
Jair Bolsonaro (PL), también objeto de la investigación, no fue imputado. Esto significa que la Fiscalía General de la República no encontró pruebas de que también estuviera coaccionando a las autoridades judiciales responsables del golpe.
En el documento, Gonet afirma que la estrategia de los acusados se basó en amenazar a los jueces de la Corte Suprema con la imposición de sanciones estadounidenses. La Fiscalía General menciona tres episodios que conforman la cruzada del dúo: la suspensión de las visas de los jueces el 18 de julio, la imposición de aranceles económicos a los productos brasileños el 9 de julio y el uso de la Ley Magnitsky para sancionar a Alexandre de Moraes , relator del caso penal que condujo a la condena de Bolsonaro por el intento de golpe de Estado.
La evidencia citada en la denuncia también incluye declaraciones públicas de ambos en sus cuentas de redes sociales, que señalan que las acciones pretendían “colocar los intereses de la familia Bolsonaro por encima de las normas del debido proceso y el adecuado ordenamiento de la justicia”.
Las conversaciones revelan que el plan de Eduardo Bolsonaro y Paulo Figueiredo para subyugar al Supremo Tribunal Federal tenía como único propósito salvar a Jair Bolsonaro —y, por derivación procesal, a Paulo Figueiredo— de un castigo penal. Esta fue la única y verdadera motivación de todos sus esfuerzos en el extranjero. No les importó el desmoronamiento de la situación económica de Brasil, con tal de lograr su objetivo.
Gran parte de la evidencia citada en el documento se refiere a conversaciones obtenidas por la Policía Federal tras la incautación del teléfono celular del expresidente. En uno de estos mensajes, Bolsonaro le dice a su hijo que "todos o casi todos" los magistrados del Supremo Tribunal Federal están preocupados por las sanciones. El documento también indica que el diputado federal actuó para garantizar que solo él y Paulo Figueiredo tuvieran acceso a las autoridades estadounidenses.
La implementación de sanciones cada vez mayores convenció a los acusados de que las amenazas y los daños ya infligidos estaban teniendo consecuencias para los magistrados. Esto los animó a intensificar sus actos de coerción. Buscaban dejar claro al público y a los demás magistrados del Supremo Tribunal Federal que las medidas que emplearon para intimidarlos fueron efectivas, informó Gonet en la petición.
CartaCapital