Se ha demostrado que los ratones pueden proporcionar primeros auxilios para la reanimación.
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Un nuevo estudio ha descubierto un comportamiento sorprendente en ratones que intentan “revivir” a otros roedores inconscientes de su propia especie. Los científicos dicen que estas observaciones experimentales sugieren que el instinto de ayudar a otros necesitados puede estar profundamente arraigado en nuestra herencia mamífera.
Durante los experimentos, los científicos observaron la activación de áreas del cerebro responsables de funciones involuntarias y señales hormonales, lo que, según los autores, juega un papel crucial en la realización de la reanimación. Aunque las acciones de los ratones pueden caracterizarse como "primeros auxilios", sus métodos son significativamente diferentes a los de los humanos: en lugar de las acciones rutinarias habituales a las que la gente está acostumbrada, los roedores utilizan técnicas más físicas y agresivas. Una técnica eficaz descubierta durante el experimento fue estirar las lenguas de sus compañeros, lo que los científicos han demostrado que ayuda a ensanchar las vías respiratorias y acelerar la recuperación.
Anteriormente se ha observado un comportamiento de rescate similar en mamíferos de cerebro grande, como delfines y elefantes, pero aún no se ha estudiado en detalle entre mamíferos más pequeños. El estudio encontró que, si bien los ratones son propensos a ayudar a otros, sus acciones pueden estar motivadas por vínculos personales con aquellos que lo necesitan, ya que es más probable que intenten resucitar a ratones familiares.
Utilizando diferentes escenarios experimentales, los investigadores colocaron roedores muertos o inmóviles, incluidos congéneres familiares y desconocidos, en jaulas. Como resultado de estas observaciones, se encontró que en el 50 por ciento de los casos, los ratones intentaron sacar la lengua de la boca de sus parientes inmóviles.
El fisiólogo Li Zhang describe el proceso, señalando que los ratones comenzaron explorando y olfateando a sus compañeros, luego progresaron a interacciones físicas más intensas, incluida la extensión de la lengua. Cabe señalar que tales operaciones de rescate se observaron sólo en relación con aquellos que estaban realmente "muertos" o en estado de inconsciencia, pero no en relación con individuos dormidos.
Los neurocientíficos también llamaron la atención sobre sus hallazgos sobre cómo se activan ciertas áreas del cerebro en respuesta a acciones que pueden considerarse "primeros auxilios". Los cambios en la actividad de la amígdala medial indican un mecanismo distinto para las respuestas críticas a amenazas reales, que difiere de las respuestas observadas en las interacciones con animales estresados.
Se sabe que la oxitocina, conocida como la "hormona del amor", también se liberó activamente en el núcleo paraventricular de los ratones que intentaban resucitar a sus compañeros. Esta hormona juega un papel importante en el apego social y el cuidado, resaltando la importancia de las interacciones a nivel de relaciones interpersonales incluso en el reino animal.
Los resultados de este estudio confirman que el deseo de ayudar a otros bajo estrés no es sólo humano, sino también característico de muchas especies, incluidos los ratones. Como comentan los neurocientíficos William Sheeran y Zoe Donaldson, estos hallazgos desafían las ideas tradicionales sobre cuán profundamente arraigados están los instintos de cuidado en el reino animal, sugiriendo una nueva dirección para futuras investigaciones.
mk.ru