Los aranceles de Trump al acero suponen otra batalla para Ucrania
La industria siderúrgica de Ucrania está librando una guerra en dos frentes: la invasión rusa que ya lleva tres años y una inminente guerra comercial con Estados Unidos.
El presidente Donald Trump anunció este mes aranceles del 25% a todas las importaciones de aluminio y acero , una orden que entrará en vigor el 12 de marzo. Si se implementa, la ya vulnerable industria siderúrgica de Ucrania enfrentaría costos adicionales que debilitarían aún más no solo a la industria, sino al país en general, según The Associated Press .
“Mantener la exención arancelaria para el acero ucraniano, incluidos los productos fabricados en la UE a partir de acero ucraniano, brinda un apoyo esencial a Ucrania mientras continúa resistiendo la agresión militar no provocada por parte de Rusia”, dijo la Asociación Ucraniana del Acero en un comunicado. “La exención permite a los exportadores de acero ucranianos mantener sus operaciones, contribuir al presupuesto nacional y apoyar a la economía ucraniana en general”.
El grupo dijo que los aranceles costarían a la industria siderúrgica de Ucrania, que se ha debilitado sustancialmente desde que comenzó la guerra, 58 millones de dólares en ingresos y al gobierno 24 millones de dólares en impuestos, según The Associated Press.
Los aranceles no son la única fuente potencial de preocupación para Ucrania. Trump anunció este mes que había hablado por teléfono con el líder ruso Vladimir Putin, lo que contradice la política estadounidense de tres años. Si a esto le sumamos las declaraciones del secretario de Defensa, Pete Hegseth, que sugirió que Estados Unidos se estaba alejando de la posibilidad de que Ucrania fuera miembro de la OTAN, una gran preocupación para Ucrania es la de no tener a Washington como aliado.
La guerra con Rusia ha destrozado la economía de Ucrania, bloqueando las rutas comerciales y saboteando la red energética. Una exención de las políticas arancelarias estadounidenses permitiría mantener el flujo comercial.
“La moral no está tan alta como antes. Estamos bastante cansados aquí”, dijo Serhii Zhyvotchenko, supervisor de una planta siderúrgica, a The Associated Press. “Pero no hay forma de volver atrás; el único camino es hacia adelante”.
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