Niños, TV y pantallas: falta regulación / Análisis del Editor Multimedia

La Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) entregó los resultados de su informe sobre el consumo audiovisual de la infancia en Colombia, un instrumento que permite saber cómo son las tendencias de uso de la televisión, el internet, las pantallas, en nuestros niños, niñas y jóvenes, entre los 3 y los 17 años.
Los hallazgos son contundentes: el celular es el dispositivo más usado y los contenidos digitales los más consumidos por encima de la TV tradicional. El 61 por ciento de los niños y las niñas tienen celular, con un consumo de 9 horas entre semana y de 7,2 los fines de semana de contenidos en esa pantalla.
La televisión tradicional, en segundo lugar, capta 6,1 horas de consumo. El 70 por ciento de los menores acceden a contenidos que vienen de internet, mientras que un 45 por ciento consume material exclusivo de la televisión.
Si ponemos en contraste la pobre alfabetización mediática de padres y maestros (del 14 y el 25 por ciento, respectivamente), estamos ante una realidad: internet y las redes sociales son ahora el principal medio de formación, educación y pedagogía de nuestros niños, niñas y adolescentes, el lugar en donde se consumen la mayoría de contenidos y mensajes que modelan en gran parte su personalidad.

Foto:iStock
Por tanto surge la pregunta: ¿está la regulación de medios ajustada y optimizada para esta realidad? ¿Tienen internet, YouTube, Instagram, Facebook, etc., los mismos controles, cuidados, exigencias, normas que hoy tiene la televisión privada y pública?
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Es evidente que hay una cancha desnivelada. Mientras la televisión debe cumplir con cuotas de pantalla, regulación de contenidos y atenerse a sanciones y multas, los medios digitales, que ostentan en realidad el mayor rating y consumo, no tienen esas mismas condiciones. Es la autorregulación y las medidas propias e individuales de cada plataforma las que comandan ante la ausencia de una regulación unificada y común a todo el ecosistema audiovisual.
Urge considerar esa discusión. No solo por el cuidado de nuestros menores sino por un marco competitivo justo para la industria audiovisual colombiana, gestores culturales e informativos, que hoy vive un duro momento, encima jugando una cancha técnica y financiera desnivelada.
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