Tierras raras: qué son, quién las produce y por qué son clave en la propuesta de paz de Trump a Ucrania
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Estados Unidos es la mayor economía del mundo y el principal productor de petróleo y gas, las energías fósiles que aún dominan el planeta. Pero las materias primas del futuro son otras y no están en Estados Unidos sino en su gran competidor por el liderazgo del siglo XXI, China. El gigante asiático es el gran productor de las denominadas tierras raras, un conjunto de 17 elementos químicos que son imprescindibles en la industria tecnológica, en la armamentística, en la energía renovable y también en la sanidad. Donald Trump lo sabe y en los primeros días de su agitado mandato ya ha puesto el foco en dos de los lugares de los que EE UU podría asegurarse su suministro, Groenlandia y Ucrania, aunque eso pase por políticas amenazantes de anexión territorial o incluso expolio de recursos naturales ajenos.
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El control de las tierras raras está en el trasfondo de la propuesta que ha presentado Trump para la pacificación de Ucrania. Washington condiciona su participación en la seguridad de Kiev tras los combates a un acuerdo para que acepte la explotación de sus minerales, con inversión estadounidense. El objetivo declarado por Trump es recuperar así la ayuda militar y financiera aportada por EE UU a Ucrania durante la guerra y que el presidente de EE UU cifra nada menos que en el equivalente a 500.000 millones de dólares en tierras raras. El problema es que en Ucrania, aunque hay constancia de la presencia de valiosas materias primas estratégicas, no hay certeza de la disponibilidad de tierras raras. Son, además, elementos de difícil extracción y tratamiento y muy difíciles de valorar.
“Su valor depende de la disponibilidad, hay productos que sin las tierras raras no se podrían fabricar. Se calcula que cada habitante del planeta consume anualmente en torno a 17 gramos de estos materiales”, explica Enrigue Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano. Son cuantías mínimas, una gota de agua al lado del consumo anual de petróleo o gas, pero determinantes en el día a día de las economías desarrolladas. Por ejemplo, con el itrio se producen bombillas de bajo consumo y tratamientos contra el cáncer; el neodimio se emplea en motores de automóviles eléctricos, láseres de alta potencia o auriculares; el gadolinio es el mejor contraste para resonancias magnéticas en medicina; el lutecio se emplea en la tomografía por emisión de positrones (PET, clave para el diagnóstico de cánceres); el terbio y el itrio permiten los colores vibrantes de los smartphones y televisores y el praseodimio, junto con el neodimio, también contribuye a girar las ruedas de un coche eléctrico o las palas de un aerogenerador. También son importantes en la defensa: un caza F-35 contiene 400 kilos de tierras raras y un submarino nuclear, cuatro toneladas, explica Feás.
Pese a que sus nombres no sean nada comunes, las tierras raras son de uso cotidiano y su presencia es más frecuente de lo que se podría pensar. No son raras por su escasez, sino porque nunca se encuentran en estado puro. Siempre están contenidas dentro de otros minerales o mezcladas, a veces en combinación con elementos altamente tóxicos como el uranio. Es necesario, por tanto, encontrarlas en yacimientos con una alta concentración para que su extracción sea rentable, asumiendo además un elevado impacto medioambiental de su procesamiento. China, que carece de otras materias primas básicas como el petróleo o el gas, es su principal productor, con un 70% del total, y domina además el proceso de refino de las tierras raras para su uso industrial.
Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, China produjo 270.000 toneladas métricas de tierras raras en 2024, tras haber doblado su producción en los últimos cinco años, mientras que EE UU está en un distante segundo lugar con 45.000 toneladas. Estados Unidos tiene unas 1,9 millones de toneladas de reservas aunque escasa capacidad de procesamiento, mientras que el total de reservas mundiales se estima en 120 millones de toneladas. Ese mismo Servicio Geológico de EE UU no tiene constancia de que Ucrania cuente con reservas de tierras raras, a pesar de las declaraciones de Trump, aunque sí dispone de otros tantos minerales considerados estratégicos y de evidente valor para Washington. De hecho, el pulso geopolítico por las materias primas del futuro va más allá de las tierras raras e incluye a otras materias son igualmente clave para la transición energética o la defensa, como sucede con el litio, el grafito, el cobalto o el manganeso y de los que China también destaca como productor mundial. Así, el cobalto y el litio son imprescindibles para la fabricación de baterías y para el coche eléctrico.
“Ucrania cuenta con al menos 20 de las más de 30 materias primas consideradas estratégicas, como el litio, pero no dispone de tierras raras”, señala Beatriz Villafranca, analista de CaixaBank Research. Desde S&P Commodity Insights, el supuesto potencial en tierras raras de Ucrania se basa en análisis de la época soviética que no se habrían actualizado y que obvian la viabilidad económica de la extracción. “No conozco ningún activo o reserva importante de tierras raras en Ucrania. Esto no es más que otra fantasía exagerada de que resolveremos mágicamente nuestras limitaciones de minerales críticos a través de un país en guerra. La analogía más cercana para mí es la hipérbole, muy similar, sobre los billones de dólares de minerales que yacen bajo Afganistán”, señala Morgan Bazilian, director del Instituto Payne de Políticas Públicas de la Escuela de Minas de Colorado, citado en un artículo de S&P Commodity Insights.
Más allá de las tierras rarasEl concepto de tierras raras se presta a deliberada confusión y este tipo de elementos se incluyen en un grupo mucho más amplio, en lo que se denominan las materias primas fundamentales y estratégicas, que China exporta a todo el planeta. Así, y según datos de un informe realizado en 2023 por la UE, el gigante asiático produce el 100% de minerales raros como el iterbio, el itrio o el lutecio pero también el 67% del grafito, el 91% del magnesio o el 60% del cobalto refinado. Y su condición de potencia mundial indiscutible en la extracción y procesamiento de materias primas críticas también está llevando a Pekín a emplear este poder como arma económica frente a EE UU.
China ya endureció en 2023 los controles a la exportación de germanio y galio -ambos empleados para fabricar chips aunque no son tierras raras- y en 2024 prohibió el envío de estos dos minerales a EE UU, junto al antimonio. Las autoridades chinas planean ahora restringir la actividad minera relacionada con las tierras raras a las compañías estatales, una vuelta de tuerca adicional sobre sector de alto valor estratégico y en plena guerra comercial desatada por Trump.
¿Y en España? ¿Hay tierras raras o materias primas estratégicas? Nuestro país produce un 31% del estroncio mundial (usado en imanes, aleaciones y material médico) y es el único suministrador europeo. Es además un gran productor potencial de tierras raras, según apunta Enrique Feás. Una investigación de la UE en 2017 sobre la presencia de tierras raras en Europa identificó al menos cuatro áreas en España: en Campo de Montiel (Ciudad Real, donde hay monacita con neodimio, lantano y cerio), en la sierra de Galiñeiro (Pontevedra), en la Rambla de las Granatillas (Almería) y en el complejo basal de Fuerteventura (Las Palmas). Además, se cree que hay proporciones significativas de lantano y cerio en Domo del Tormes (entre Salamanca y Zamora) y tres depósitos submarinos (estudiados por el Instituto Geológico Minero de España) en el golfo de Cádiz, el banco de Galicia y el monte submarino Trópico en Canarias.
“Europa abandonó la minería en los 90, es una actividad muy intensiva en capital, de gran impacto medioambiental y que no genera muchos puestos de trabajo. Ahora la UE importa las materias primas estratégicas de China, reducir esa de.pendencia requeriría abrir minas”, apunta Feás. Sea donde sea que se ubiquen las nuevas minas, la Agencia Internacional de la Energía ya ha advertido que será necesario un aumento notable en la producción de minerales estratégicos para 2030 para cumplir con los objetivos de descarbonización. En concreto, habrá que abrir para ello 50 nuevas minas de litio, 60 de níquel y 17 de cobalto.
EL PAÍS