En busca de la luz

No es fácil cambiar de tema, aunque nos pasamos el día cambiando de tema. Los temas apenas duran diez minutos. No es fácil pasar de los funerales del papa Francisco y de los preparativos del cónclave romano al balance de daños (económicos, sociales y políticos) del gran apagón ibérico. El cónclave interesa, pero el apagón es ahora el foco informativo principal. Por lo tanto debo pedirles excusas por no intentar ejecutar un salto mortal en el vídeo-blog de esta semana: del cónclave vaticano a las alteraciones de potencia de la red eléctrica de la península Ibérica. ¡Plas! No, no es posible. Se me podrían fundir los plomos.
Pedí al director de La Vanguardia, Jordi Juan, poder participar en la cobertura informativa de los funerales del Papa y la posterior celebración del cónclave para rememorar mis tiempos de corresponsal en Roma, a finales del siglo pasado, y poder aportar alguna cosa aprendida en los últimos veinte años, a base de lectura y viajes a un país que siempre me ha interesado. Siento una viva curiosidad por el relevo en la Santa Sede en unos momentos tan delicados del escenario internacional.
En Roma, en tiempos de Juan Pablo II, me interesé por la información vaticana. Ello me obligó a estudiar y a tener paciencia. Recuerdo que algunos libros sobre la Historia de la Iglesia católica me abrieron los ojos sobre pasajes importantes de la historia de Europa. No podemos entender Europa, no podemos entender España, sin pasar por la historia de la Iglesia católica. Esta es una de las cosas que aprendí. Seguir la información del Vaticano era una manera de seguir la información internacional desde un plano cenital.
Y aprendí a tener paciencia, porque aquel es un mundo hermético que filtra cuidadosamente la información. Recuerdo con satisfacción -la satisfacción periodística por haber levantado una noticia relevante-, el día en que publiqué que la Santa Sede congelaba sine die el proceso de beatificación de Isabel la Católica, para no ofender al pueblo judío mientras se estaba preparando un viaje de reconciliación del papa Juan Pablo II a Israel. La Santa Sede acababa de publicar un importante documento titulado Nosotros recordamos: una reflexión sobre la Shoa, en el que la Iglesia católica pedía perdón por su responsabilidad en la génesis histórica del antijudaísmo, distinguiendo el antijudaísmo cristiano del Holocausto planificado por los nazis. El documento proclamaba que el nazismo fue un movimiento anticristiano, reafirmaba que la Iglesia católica nada tenía que ver con la política de persecución y aniquilación ordenada por la jerarquía nazi, intentaba salvar la figura de Pío XII; pero reconocía una responsabilidad objetiva del catolicismo a lo largo de los siglos en el fomento de una actitud hostil a los judíos. Era y es un documento muy importante.
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Marzo del 1998. Unos días antes de la publicación de ese documento, fuentes de la Santa Sede confirmaron a La Vanguardia que el proceso de beatificación de Isabel de Castilla no podía proseguir por mucho que se insistiese desde España. La expulsión de los judíos de España a finales del siglo XV era un obstáculo insalvable. No se podía fomentar la reconciliación con Israel y a la vez elevar a los altares a la reina que ordenó la expulsión en masa de población judía. No fue la primera expulsión de judíos que hubo en Europa, pero esa decisión cerró el siglo XV y coincidió con la puesta en marcha de Tribunal de la Santa Inquisición en las coronas de Castilla y Aragón.
La canonización de Isabel la Católica –la beatificación sería el primer paso- era un objetivo muy preciado por el arzobispado de Valladolid y la cúpula del episcopado español, con el apoyo del Gobierno de la época, encabezado por José María Aznar. La congelación del proceso era un mensaje de apaciguamiento que Roma enviaba a Israel. (Para completar el contexto: el padre del actual primer ministro israelí Beniamin Netanyahu, Benzion Netanyahu, nacido Benzion Milejowsky en Polonia, fue un notable historiador especializado en la historia de la Inquisición Española).
El deseo de impulsar la beatificación de Isabel la Católica ha sido reactivado por la archidiócesis de Valladolid, que ahora encabeza el arzobispo Luis Javier Argüello, actual presidente de la Conferencia Episcopal Española. El Vaticano no se ha querido pronunciar públicamente al respecto puesto que no hay novedades a comunicar, pero fuentes de la Santa Sede se mostraban hace unos meses muy escépticas al respecto. Veremos cual es el enfoque del nuevo Papa.
En pocas palabras, me interesa Roma, me interesa Italia, me interesa lo que ocurre el Vaticano y me interesa también la Iglesia católica, aunque no me sienta miembro de ella. El catolicismo fue la fe de mis padres y tengo un grato recuerdo de sus creencias. Creo que les ayudaron a vivir. No soy católico practicante, pero tampoco me definiría como un ateo convencido. Respeto los sentimientos religiosos de la gente y estoy convencido de que hay que prestar atención a esa dimensión humana para entender mejor el mundo en el que vivimos.
Muy buena parte de la población mundial profesa algún tipo de fe religiosa. No perdamos de vista esa contundente realidad. Estados Unidos, la primera potencia del mundo, es una nación muy religiosa. Impregnada de religión. Lo estamos viendo ahora, de nuevo. La infinita Rusia ha vuelto a los brazos de la Iglesia ortodoxa, que proclama Moscú como la Tercera Roma. El teniente coronel del KGB Vladímir Putin ha sido el primero en encabezar la procesión: el regreso del nacionalismo ruso no es posible sin una activa participación de la Iglesia ortodoxa. En Latinoamérica se esta librando una gran batalla entre la Iglesia católica y las nuevas iglesias evangélicas propulsadas desde Estados Unidos. El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, fue elegido Papa en marzo del 2013 para intentar ganar esa pugna, que aún sigue viva. La Iglesia de Roma estaba entrando en decadencia y los obispos latinoamericanos exigían un revulsivo hace doce años. Esta es una de las claves que explican el pontificado de Francisco.
En África, catolicismo, Islam e iglesias evangélicas se hallan también en fuerte competición. El hinduismo es un complejo politeísmo que hoy se halla en la base del potente movimiento nacionalista que gobierna India. Y en la República Popular China, el Partido Comunista ha adoptado el confucionismo como ideología de refuerzo a medida que la economía crece y la sociedad se vuelve más hedonista. El confucionismo no es una religión. Es tradición compilada, es un código moral que defiende la lealtad a los gobernantes, la búsqueda de la armonía en la vida social, la meritocracia, el esfuerzo, el respeto a los padres y a los ancianos, que defiende la estabilidad de la familia, por tanto; armonía entre los vivos y culto a los ancestros. Orden, esfuerzo, familia y continuidad. El principal ideólogo del PC Chino, Wang Huning, aboga por un fuerte regreso al confucionismo.
Lee también La religión debe ser tenida en cuenta para entender la actual deriva del mundoEl mundo está bañado de ideas y sentimientos religiosos. Los europeos somos un segmento minoritario de la humanidad que hemos entrelazado el progreso material con el alejamiento de la religión. Las iglesias europeas han perdido fieles y en todas las ciudades europeas se han multiplicado por cien los centros de relajación basados en las más diversas técnicas orientales. Oriente ha imitado la aceleración industriosa de Occidente (la ha imitado y la está superando); Occidente intenta relajarse mirando a Oriente. Y así podríamos seguir. La religión debe ser tenida muy en cuenta para intentar entender la actual deriva del mundo. La crónica política no puede prescindir de la religión. Este es mi punto de vista.
Hay que estudiar e ir con cuidado con las volteretas temáticas. Por lo tanto, siento que esta semana no poder centrarme en el grandioso apagón, en el que no estuve presente. Escucho estos días con mucho interés el relato de mis familiares y amigos. Creo que fue una experiencia personal impactante. La gente está reflexionando sobre aquellas horas sin luz y sin aceleración. Las redes sociales callaron y la inflamación de las mentes se redujo. Para no escurrir el bulto subrayaría la siguiente idea sobre lo ocurrido: el modelo energético español era un gran activo para el país y para el Gobierno; hoy ese activo se halla en riesgo y puede verse devaluado. Por ello es muy importante que se esclarezca lo que ha ocurrido y se adopten las correcciones pertinentes.
En Roma estos días se busca la luz y en España y en Portugal, también. Son luces distintas, pero en ambos casos se trata de resolver un misterio. Luz para elegir con acierto. Luz para encontrar el punto débil de un sistema complejo.
Otra consideración final. El Imperio quisiera que el nuevo Papa de Roma le obedeciese en lo sustantivo y el mismo Imperio quisiera que en los próximos tiempos Europa le compre más gas (gas natural licuado). No es una especulación, es una de las exigencias que Donald Trump le transmitió a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, hace unos quince días.
Nos hallamos en una gran encrucijada, en la que todo tiene que ver con todo. Todos somos uno y a cada uno cada vez le resulta más difícil entender el Todo. Por eso buscamos la luz, así en la Capilla Sextina, como en la Red Eléctrica Nacional.
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