Trump cierra la Universidad de Harvard a los extranjeros: el regreso de Estados Unidos al macartismo

El terremoto americano
La gran ola populista que recorre Occidente y que ha llevado a Donald Trump al poder no es fácil de detener. Y puede tener consecuencias irreversibles.

La decisión de Donald Trump de prohibir el ingreso de estudiantes extranjeros a la prestigiosa Universidad de Harvard es extremadamente grave y sin precedentes. Tal vez aún más grave que la decisión de ayer –que enloqueció a los mercados– de introducir aranceles del 50 por ciento para todos los productos procedentes de Europa a partir de junio. La elección de aranceles es una elección de política económica, en contraste también con el liberalismo de los conservadores. La decisión de expulsar a los estudiantes extranjeros, por otra parte, es un golpe deliberado a la civilización pluralista y a la autonomía cultural. Puede cambiar la historia estadounidense.
El paralelismo con el macartismo es obvio. Tanto por su estilo como por su dureza reaccionaria, Donald Trump se parece mucho al senador Joseph McCarthy, quien a principios de los años 50, sin ser presidente, logró desviar el rumbo democrático y liberal de Estados Unidos, empujándolo hacia el iliberalismo y el autoritarismo. A veces argumentamos que en Estados Unidos, con Trump, existe el riesgo de fascismo. Así es, la palabra exacta no es fascismo: es macartismo. Sin embargo, teniendo en cuenta que una persona apacible, inteligente y autoritaria como Eleanor Roosevelt definió el macartismo exactamente así: “Fue la ola de fascismo más violenta que este país haya tenido jamás”.
McCarthy era un republicano de derecha que denunció la infiltración comunista en el Departamento de Estado y tuvo la oportunidad de presidir una comisión especial de investigación que llevó a juicio a miles y miles de intelectuales, arruinando sus carreras o incluso enviándolos a prisión. Por nombrar algunas de las víctimas , Marlon Brando, Paul Newman, Kubrick, Charlie Chaplin . Una auténtica caza de brujas que se vio interrumpida en 1954 por una moción de censura en el Senado que le quitó poderes a McCarthy y evitó la ruina de la democracia estadounidense. Lo curioso es que el macartismo comenzó bajo la presidencia del demócrata Truman y fue aplastado con la llegada al poder del sabio republicano Ike Eisenhower.
El macartismo, sin embargo, fue un fenómeno político que fue más allá de la figura de su inventor. Se trató de una corriente política e ideológica real, fuerte, que, en pleno fragor de la Guerra Fría, imaginó un futuro de liberalismo fuera de las reglas de la democracia y del Estado de derecho. Estados Unidos flaqueó en aquellos años. Se tomó su tiempo. Y fue gracias al carisma de Eisenhower primero y de Kennedy después que se logró evitar la hipótesis del liberalismo autoritario. ¿Está regresando el riesgo? Parecería que sí. La gran ola populista que recorre Occidente y que ha llevado a Donald Trump al poder no es fácil de detener. Y puede tener consecuencias irreversibles.
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