Parkinson: ¿dónde está la investigación?

Hay más de 300.000 italianos que viven con la enfermedad de Parkinson, para la cual no existe una cura definitiva. Sin embargo, hoy tenemos herramientas que nos permiten vivir mejor y controlar la enfermedad. Más de 800 especialistas estarán presentes en Roma del 14 al 16 de mayo con motivo del XI Congreso Nacional de la Sociedad Italiana de Parkinson y Trastornos del Movimiento - Limpe-Dismov, para ofrecer una visión general del estado de la investigación.
Y el mensaje de los expertos es ciertamente positivo: «Cuando comunicamos un diagnóstico de enfermedad de Parkinson, claramente no estamos dando buenas noticias. Pero hay mucho por hacer: hay numerosos estudios en marcha y se están aclarando muchos aspectos —afirma Giovanni Fabbrini , presidente de la sociedad científica, catedrático de neurología en la Universidad La Sapienza de Roma y director del Departamento de Neurociencias Humanas del Policlínico Umberto I—. Quizás el objetivo de la cura no sea inmediato, pero tampoco está tan lejos».
Buscando señales en la saliva y las lágrimasComencemos con las innovaciones en el diagnóstico, que hoy se basa exclusivamente en la evaluación de los síntomas clínicos. Como ya ocurre con otras enfermedades como la diabetes y los tumores, existe un gran interés en la investigación de marcadores en fluidos biológicos de fácil acceso, como la sangre, la saliva o incluso las lágrimas, y está claro que es solo cuestión de tiempo —continúa Fabbrini—. Esto no significa que debamos seguir prestando una gran atención clínica para poder observar los síntomas en las personas. Y los síntomas iniciales no son los que uno se imagina.
Anticipar el diagnósticoAunque el temblor está presente en aproximadamente dos tercios de los pacientes, ahora sabemos que el síntoma principal de la enfermedad de Parkinson es la ralentización del movimiento. “Llevamos varios años buscando señales que indiquen una mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad en determinadas personas”, explica Fabbrini. En particular, se trata de una serie de señales, llamadas síntomas premotores, como disminución del sentido del olfato, determinados trastornos del sueño (trastornos del comportamiento REM, es decir, presencia de actividad motora durante la fase de sueño en la que normalmente uno se vuelve atónico), depresión y estreñimiento. “Estamos tratando de entender qué personas algún día desarrollarán la enfermedad”, añade. “Pero aún queda mucho trabajo por hacer en este frente”.
Los estudios clínicos en pacientes portadores de variantes patogénicas también se incluyen en este ámbito, con la esperanza de desarrollar terapias dirigidas: «Los datos aún son preliminares —subraya el experto—. Pero es uno de los elementos en los que se centra la investigación clínica».
Hacer un mejor uso de los medicamentos antiguosEn el frente terapéutico, una de las innovaciones se refiere a la forma de administración: infusiones subcutáneas de fármacos como la apomorfina y la levodopa, que suelen tener una duración de acción corta cuando se administran por vía oral. Esta administración, explica el experto, evita tener que tomar los medicamentos cada 2-3 horas.
No sólo eso. Si bien por una parte los descubrimientos son fundamentales, por otro lado hoy estamos aprendiendo a utilizar cada vez mejor medicamentos antiguos, como la levodopa, para atenuar al máximo los síntomas de los pacientes, comenta el neurólogo, "estamos aprendiendo a utilizarlos de forma diferente y a tener objetivos terapéuticos realistas y fácilmente alcanzables". Esto también se aplica a los efectos secundarios, como náuseas y somnolencia: "Algunos aparecen solo cuando la enfermedad empeora", señala Fabbrini. Por ejemplo, los movimientos involuntarios inducidos por la levodopa, conocidos como discinesia. Otros fármacos pueden causar trastornos psiquiátricos, pero estos pueden predecirse y controlarse. Otro dato emergente es la mayor sensibilidad a algunos fármacos, con algunos efectos secundarios más frecuentes en las mujeres. “Por eso hoy en día hay mayor atención a las dosis de medicamentos en relación al género”, destaca el experto.
Estimulación profunda controlada por IACuando los medicamentos ya no son efectivos, se puede recurrir a la estimulación cerebral profunda, un procedimiento quirúrgico que implica la colocación de electrodos en el cerebro que envían impulsos a ciertos núcleos cerebrales para inhibirlos o activarlos. Hoy, gracias a la inteligencia artificial, hemos pasado de la estimulación continua a la estimulación adaptativa: “Los estimuladores son capaces de entender si deben encenderse o apagarse en ese momento en relación a la actividad de los núcleos cerebrales y cómo se encuentra el paciente”, explica Fabbrini. “Esto se aplica obviamente a las fases en las que la enfermedad ya no está bien controlada con medicamentos y en pacientes con buen estado cognitivo, que no presentan trastornos psiquiátricos y que pueden someterse a una cirugía neurológica, que es bastante invasiva”.
De hecho, todavía estamos muy lejos en los tratamientos de los trastornos cognitivos hasta la demencia, que aparecen después de muchos años de enfermedad: "Desafortunadamente -añade- no tenemos en este momento soluciones e intervenciones que realmente permitan mejorar cuando la enfermedad se vuelve tan complicada".
Calidad de vida: de la actividad física a las terapias digitalesComo en muchas otras enfermedades, los estudios experimentales y las evaluaciones epidemiológicas también muestran que el estilo de vida es fundamental en todas las fases de la enfermedad. “La dieta y el ejercicio físico continuo son estrategias que tienen, sobre todo al inicio de la enfermedad, una eficacia realmente notable – subraya Fabbrini – Lo primero que decimos en el diagnóstico, de hecho, es hacer más ejercicio físico, porque cuanto más activo seas física y mentalmente, mejor controlarás la enfermedad”.
Si bien es cierto que los síntomas en los pacientes de Parkinson pueden variar mucho incluso a lo largo de un mismo día, gracias a nuevos dispositivos y sistemas de telemonitorización ahora es mucho más fácil mantenerlos bajo observación. Se puede tener un registro de 24 horas de lo que realmente le ocurre al paciente, que a veces tiene dificultad para reconstruir con precisión su día, explicando que el objetivo es recoger datos objetivos en base a los cuales dar un consejo terapéutico. “El otro aspecto –concluye el médico- es el de la telemedicina, poder ver al paciente a distancia sin que tenga que desplazarse a la clínica, en lo que hay grandes inversiones”.
repubblica