Bucear para visitar el Museo Atlántico de Lanzarote

La isla de Lanzarote cuenta con el primer museo subacuático que se instaló en el océano Atlántico y en territorio europeo. Se halla a 300 metros de la costa y a doce metros de profundidad, y rompe con los esquemas habituales del turismo en que la contemplación de lo codiciado se reduce al mínimo esfuerzo. Para visitar esta actuación artística –que es a la vez una iniciativa ambiental y de pensamiento– hay que nadar y bucear y poner bastante empeño en ello.
El artista británico Jason deCaires Taylor ya había realizado instalaciones parecidas en el Caribe, por lo que las autoridades locales enseguida supieron que no se traba de una ocurrencia sino de proyectos realizables y exitosos.
La obra de Jason deCaires Taylor ya cuenta con más de 300 piezas… y sigue sumandoEl Museo Atlántico de Lanzarote, como se le bautizó formalmente cuando se colocaron las primeras estatuas bajo el mar en 2017, no tiene horarios fijos ni taquilla de entrada, aunque se recomienda que las inmersiones –especialmente si no se es experto– se lleven a cabo con luz de día.
El conjunto escultórico ha ido creciendo con los años y ahora está formado por más de 300 piezas. Se trata de efigies humanas a tamaño natural, cuyos rasgos son únicos y se hallan en posiciones diferentes. Aunque también se encuentran unos seres mitológicos inventados por deCaires Taylor que son parcialmente cactus, bautizados como Jardín Híbrido.
Además de hallarse en actitudes cotidianas, los humanos de piedra sumergidos en las aguas de Lanzarote recuerdan algunos dramas, como los vividos por los inmigrantes que tratan de llegar en patera a las Canarias, muchas veces dejando la vida en el intento. Conforman La Balsa de Lampedusa, mientras que El Desregulado es una reflexión sobre el síndrome de Peter Pan, o la dificultad de los adultos para aceptar su condición.
Con el paso del tiempo, las estatuas se han ido recubriendo de algas, líquenes y musgos que aportan un aspecto fantasmagórico a las creaciones artísticas. Numerosas especies de peces lo han tomado como un arrecife, que también era una de las intenciones del artista al crear el museo. Así, se arremolinan bancos de sardinas y barracudas, en los recovecos buscan refugio los pulpos e incluso se ha observado el regreso del tiburón ángel, que antes de la llegada de las estatuas había desaparecido de la zona.
Para facilitar el transporte e instalación de las estatuas en el fondo arenoso –lo que no siempre es sencillo por las corrientes, el oleaje o episodios de mal tiempo– el escultor británico instaló su taller en la misma playa de Las Coloradas. Así, conforme los conjuntos escultóricos se iban terminando se llevaban hasta su emplazamiento.
El Museo Atlántico de Lanzarotre se halla a 300 metros de distancia del rompiente. Se puede acudir sencillamente nadando y con unas aletas y unas gafas de esnórquel. Pero al hallarse a una profundidad de 12 metros, el esfuerzo será continuo y considerable.
Lo más satisfactorio será ponerse en contacto con alguna de las numerosas empresas de buceo de la zona, que organizan viajes monitorizados. Incluso quienes no tengan experiencia en submarinismo pueden recibir un bautismo memorable. Para buzos experimentados será una excursión sencilla.
Cómo llegarLa playa de Las Coloradas pertenece al término de Playa Blanca (municipio de Yalza), situado en el extremo suroeste de Lanzarote, a 35 km de Arrecife, la capital, con hasta cuatro líneas de autobús para conectarse con transporte público. El viaje en vehículo privado toma unos 40 minutos.
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