OpenAI seguirá siendo una organización sin ánimo de lucro, pero puede ser más rentable que nunca

OpenAI lleva tiempo dando vueltas a su estructura organizativa, si será una entidad con o sin ánimo de lucro. Este debate ha transcendido más allá de la propia firma, por lo disruptiva que es la inteligencia artificial (IA) y por el alcance que tiene en sí la considerada reina de esta tecnología. Finalmente, la dueña de ChatGPT ha decidido que renuncia a ser una compañía con ánimo de lucro, aunque con muchos matices. Al contrario de lo que puede parecer a priori, los inversores actuales dejarán de tener el límite actual a los retornos que pueden recibir, ya que existe un tope.
OpenAI fue fundada como una organización sin ánimo de lucro que, años más tarde, creó una firma subsidiaria con ánimo de lucro. Hasta ahora, la que mantiene el control es la primera sobre la segunda. Sin embargo, hace meses, la de ChatGPT planteó que la subsidiaria fuera la parte principal, la más poderosa de las dos, y que la de sin ánimo de lucro pasara a un segundo plano. Pero Sam Altman y compañía han renunciado a este último plan y la parte altruista seguirá teniendo más peso en OpenAI. Sin embargo, esto no significa que la firma renuncie a ser una empresa, a obtener beneficios y a ser rentable.
La actual subsidiaria con ánimo de lucro pasará a ser una Sociedad de Beneficio e Interés Común (una Public Benefit Corporation, en inglés). Esto implica que será una empresa al uso, con la salvedad de que tiene que trabajar para una misión concreta, que la IA beneficie a la sociedad. Pero eso no le impide operar como una compañía tradicional, tener beneficios y accionistas. Simplemente, implica que OpenAI tiene que tener un propósito específico, la IA, en vez de tener la única meta de hacer negocio. Las empresas "normales" pueden quedarse todos sus beneficios, destinar parte a combatir el cambio climático, a la investigación contra enfermedades o a cualquier otra causa. Pero OpenAI está algo más limitada y debe usar parte de sus recursos en cumplir su misión, que la tecnología tenga un impacto positivo en las personas. Por lo demás, es una compañía como cualquier otra.
Es cierto que el control lo seguirá teniendo la organización sin ánimo de lucro (que seguirá primando sobre la otra), ya que esta será una de las grandes accionistas de la Sociedad de Beneficio e Interés Común, por lo que supervisará las decisiones corporativas. La cuestión es por qué OpenAI ha optado por esta estructura y hay varias razones que lo explican.
Por un lado, es posible que OpenAI haya optado por esta estructura por practicidad. Las fiscalías de Delaware y California supervisan la propuesta de la empresa y quizás es más fácil obtener el visto bueno con esta modalidad y ahorrarse futuras trabas regulatorias. Puede ser una opción intermedia entre el con y sin ánimo de lucro. "Hemos tomado la decisión de que la firma sin ánimo de lucro mantenga el control de OpenAI tras haber escuchado a los líderes de la sociedad civil y tras las conversaciones con las oficinas de los fiscales de Delaware y California", explica Taylor en el comunicado publicado hace unas horas.
Por otro lado, optar por esta estructura permite a OpenAI salvar un escollo con el que lidiaban hasta ahora. Su modelo híbrido actual implica una limitación para los inversores. Estos tienen un límite al retorno que pueden recibir por el dinero que han metido. Aunque es un tope alto, de hasta 100 veces su inversión, algunos interesados en la firma de ChatGPT ven una pega en esta condición. Sam Altman ha confirmado que los cambios implican quitar ese tope.
OpenAI es una empresa privada, valorada en 300.000 millones de dólares. El mes pasado levantó la mayor ronda de financiación de la historia, con SoftBank como inversor principal. El conglomerado japonés ha condicionado parte de esa cifra a que la compañía se convirtiera en una firma con ánimo de lucro o, en su defecto, retirase la limitación a los retornos máximos. Aunque con la nueva estructura puede obtener retornos ilimitados, todavía no se sabe si esta propuesta puede ser desfavorable en otros aspectos.
El consejero delegado de la compañía, Sam Altman, también ha publicado una explicación al respecto y una de las razones que cita es que necesitan cambiar su estructura para obtener más financiación. "Queremos ser capaces de operar y tener recursos para que toda la humanidad pueda usar nuestros servicios, lo que requiere miles de millones de dólares e, incluso, billones de dólares", apunta.
Aparte de todo esto, Microsoft es actualmente la mayor accionista de OpenAI (hasta que se complete, si eso pasa, la ronda de SoftBank) y se tienen que negociar las posiciones con la nueva estructura, qué peso tendrá cada inversor en relación a la cantidad aportada hasta la fecha.
Durante todo este debate sobre la estructura de la firma, ha habido muchas voces críticas con OpenAI, la más sonada la de Elon Musk. Aunque fundó la compañía con Altman, se desvinculó cuando vio que los objetivos fundacionales no eran la prioridad, que la IA fuera segura y estuviera al servicio de las personas. De hecho, el CEO de Tesla demandó a OpenAI por este motivo. Tras los planes recién anunciados, el entorno de Musk dice que nada cambia en esencia y que la estructura propuesta sigue permitiendo el lucro de algunos individuos.
En noviembre de 2023, este debate sobre la misión de OpenAI provocó que la junta echara a Sam Altman, aunque con el revuelo causado, se vieron obligados a readmitirle. Precisamente, la junta había perdido la confianza en el directivo porque estaba priorizando el beneficio a los objetivos sin ánimo de lucro que se plantearon en la fundación de OpenAI.
eleconomista