El espíritu de las plantas oculto en la acuarela: exposición exclusiva de Hilma af Klint en el MoMA de Nueva York

En el mundo del arte, las historias suelen parecerse más a las que se encuentran en la literatura que en los catálogos de museos. Hilma af Klint, artista sueca cuya obra ha sido eclipsada durante mucho tiempo, ahora fascina tanto a historiadores del arte como a quienes buscan significado espiritual. La última exposición en el MoMA de Nueva York, titulada "Lo que se esconde tras las flores", revela una faceta previamente desconocida de la artista, presentándola como una aguda observadora de la naturaleza capaz de conectar el mundo de la flora con la dimensión espiritual.
Durante muchos años, Hilma af Klint fue conocida únicamente por un pequeño círculo de entusiastas del arte esotérico. No fue hasta la exposición "Pinturas para el Futuro" de 2018 en el Museo Guggenheim que regresó al mundo artístico. Fue entonces cuando comenzó un verdadero renacimiento del interés por su obra, en particular por su enfoque espiritual del arte. Sin embargo, la última exposición en el MoMA va un paso más allá, presentando a Hilma no solo como una mística, sino también como una profunda exploradora del mundo natural.

La exposición se centra en los años 1917-1922, un período crucial en la vida de la artista, que dedicó a explorar el mundo natural. La exposición se inaugura con obras de la serie "Átomo" de 1917, que presentan la forma geométrica habitual de las abstracciones anteriores de la artista, pero esta vez en el contexto de la naturaleza sueca: sus plantas y animales.

La pieza central de la exposición es la serie "Estudios de la Naturaleza": 46 dibujos precisos de plantas y flores, realizados entre 1919 y 1920. Es una especie de atlas artístico de botánica, pero con un carácter único. Af Klint no se limitó a representar simplemente las formas de hojas y pétalos. Junto a los dibujos aparecen símbolos abstractos: espirales, zigzags y círculos, así como palabras y descripciones como "inocencia", "silencio" y "fuerza". No se trata de clasificaciones científicas, sino de interpretaciones intuitivas de las emociones y la energía de una especie determinada.

Este enfoque hace que estas obras sean únicas, equilibrándose entre la ciencia y la intuición, el análisis y la reflexión espiritual. Podría decirse que Hilma ha creado no solo un diario botánico, sino también un retrato enérgico de la naturaleza. Las obras también incluyen el comentario de la artista, que complementa su visión: «He demostrado que existe una conexión entre el mundo de las plantas y el mundo del alma».
