Después de 50 años, el PKK anunció su disolución. ¿Habrá paz?

Tras declarar un alto el fuego con Turquía el pasado mes de marzo, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) anunció el lunes su disolución. El conflicto entre los kurdos, uno de los pueblos sin Estado más grandes del mundo, y Turquía ha sido una constante durante las últimas cuatro décadas, y este anuncio podría marcar un punto de inflexión en el panorama político del país. Pero ¿será finalmente definitivo o podría ser otro intento fallido de paz entre Ankara y el grupo separatista?
Los orígenes El PKK nació a finales de la década de 1970 por Abdullah Öcalan. Sin embargo, según el sitio web oficial del gobierno turco, fue fundada en 1984. Es importante señalar que el pueblo kurdo no se encuentra exclusivamente en territorio turco, sino también en otros países vecinos como Irak, donde su presencia es particularmente importante en el norte, Siria y Armenia. “Las aspiraciones kurdas de autodeterminación a menudo han sido mal recibidas”, afirma la enciclopedia digital Britannica, y a lo largo de la historia, “han enfrentado persecución o presión para asimilarse en sus respectivos países”. Según Human Rights Watch, desde 1923, fecha de la fundación del Estado turco moderno, “los gobiernos turcos han reprimido estos esfuerzos [de emancipación]”. A diferencia de lo que ocurre con las minorías armenia y judía, Turquía prohibió las escuelas y asociaciones kurdas, e incluso, hasta hace poco, la palabra «kurdo». Además, históricamente, las autoridades han recurrido a la fuerza violenta, incluyendo asesinatos, palizas y torturas, para reprimir a los kurdos.
Creado sobre la base de la doctrina marxista, el PKK se radicalizó rápidamente, convirtiéndose en el grupo kurdo más importante y destacado del país. Así, según explica Britannica, «el PKK se distinguió por su composición social (…) y su radicalismo; el grupo adoptó la violencia como un principio fundamental de su causa y demostró desde el principio su disposición a usar la fuerza contra los kurdos considerados colaboradores del gobierno y contra organizaciones kurdas rivales. Fue el uso de la violencia, con varios ataques contra las fuerzas turcas, lo que llevó al gobierno de Ankara a declarar al grupo como organización terrorista. Desde su fundación en 1984, más de 40.000 personas han perdido la vida a causa del terrorismo del PKK». La ideología del PKK se basa en el marxismo-leninismo revolucionario y el etnonacionalismo separatista», escribe el gobierno turco. «El PKK pretende suprimir la diversidad de Turquía, impedir la participación e integración de los ciudadanos turcos de origen kurdo e intimidar a la población de la región».
Una paz compleja Desde la fundación del PKK hasta principios de la década de 1990, el conflicto entre los separatistas y Turquía se intensificó y la violencia fue recurrente. Pero en 1993, llegó la primera señal de esperanza. Según un artículo de MAX Security Solutions, fue en este año cuando se produjo “una de las primeras treguas importantes”. Sin embargo, “fue reprimido a los pocos meses debido a la continua presión militar” y, cinco años después, “Öcalan fue capturado, lo que llevó al PKK a suspender temporalmente sus actividades, pero el conflicto se reanudó en los años siguientes”. A principios de siglo, Turquía comenzó a equilibrar su acción contra el grupo kurdo entre “medidas antiterroristas y ocasionales conversaciones de paz”. El período entre 2013 y 2015 también fue notable en términos de intentos de coexistencia pacífica entre las partes involucradas, sin embargo la frágil paz se derrumbó, una vez más, como un castillo de naipes. ¿Pero por qué razones?
Según MAX, “las razones detrás de sus fracasos están profundamente arraigadas en tres desafíos fundamentales: la continuación de las operaciones militares, las divisiones internas dentro del PKK y las complejidades geopolíticas”. Y el enfoque turco también ha sido contundente: «Ankara, que no acepta el concepto de que los kurdos sean una entidad étnica y política distinta, ha priorizado la presión militar sobre las negociaciones, aprovechando desarrollos tecnológicos como la introducción de drones. Incluso cuando se anuncian ceses del fuego, las fuerzas turcas siguen atacando bastiones del PKK”. “Sin un acuerdo político formal que defina las condiciones de un alto el fuego, estas treguas suelen considerarse unilaterales, lo que conduce a su eventual colapso”.
De cara al futuro, según los analistas de MAX, hay tres escenarios posibles: “una paz frágil pero duradera”, “renovados conflictos y ataques de grupos disidentes” y “ni guerra ni paz”, sino más bien “un estancamiento prolongado”.
De esta manera, sólo podemos esperar nuevos acontecimientos, pero si se consuma el fin del PKK, Recep Erdogan habrá logrado una de sus mayores victorias políticas que podría proporcionarle a él y a su partido un respiro político.
Jornal Sol