De Oprah Winfrey a Jean-Jacques Rousseau, cinco preguntas filosóficas sobre Ozempic

Por Bárbara Krief
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FOTOMONTAJE SEGÚN VALERIE MACON/AFP - ANN RONAN PICTURE LIBRARY/PHOTO12 VÍA AFP - JAAP ARRIENS/SIPA
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Ozempic, un fármaco antidiabético reutilizado como supresor del apetito, vuelve a estar disponible en el mercado francés tras meses de escasez. Es una oportunidad para preguntarnos qué dice esta moda sobre nosotros.
Para ir más allá
Hay éxitos que cuestionan nuestra relación con el mundo. Este es el caso de Ozempic, un fármaco antidiabético que se ha convertido en un supresor del apetito. Comercializado en Estados Unidos en 2017 y luego en Francia en 2019, esta gama de fármacos inyectables (agonistas del GLP-1) constituye una revolución en el tratamiento de la diabetes y la obesidad. Los pacientes pierden alrededor del 15 % de su peso al año, según ensayos clínicos. En Francia, la Caja Nacional de Seguro de Salud estima que el desvío del fármaco para la pérdida de peso es de alrededor del 1,5 %. Los médicos que cumplen las normas emiten recetas a quien las solicita, y las dosis se revenden fácilmente en internet.
La Agencia Francesa de Seguridad de los Medicamentos (ANSM) anunció su reapertura a principios de mayo, tras graves tensiones de suministro en medio de una creciente demanda. Esto ha revolucionado la industria de la pérdida de peso. Aplastado por esta nueva competencia, Weight Watchers, el gigante mundial de las dietas, acaba de declararse en quiebra. La eficacia de Ozempic lo ha convertido en un fenómeno social e incluso en un éxito viral. En redes sociales, la gente habla...
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