El Gobierno logra frenar los cayucos gracias a la mano dura de Mauritania

El Gobierno está logrando contener la inmigración irregular que llega a España a través de sus costas, con un importante frenazo de los cayucos que llegan a Canarias. Según los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior, en los siete primeros meses del año las llegadas por vía marítima en todo el país han caído un 32,5%, con respecto al mismo periodo del 2024. Un fuerte descenso que no se veía en las estadísticas desde la primavera del 2023, cuando España y Marruecos sellaron su reconciliación diplomática, a cambio del reconocimiento por parte de la Moncloa al plan autonomista de reino alauita para el Sáhara Occidental. En aquella ocasión fue Rabat quien logró taponar las entradas irregulares gracias a un férreo control policial en las vallas de Ceuta y Melilla. Ahora, es la mano dura que Mauritania, tras la lluvia de millones procedentes de la Unión Europea y España, está aplicando a inmigrantes en su territorio, lo que está provocando el declive de la ruta canaria, que desciende un 46,1% en lo que va de año.
La receta del Gobierno de Pedro Sánchez para gestionar los flujos migratorios no es novedosa. La Unión Europea viene dando en los últimos años pasos agigantados en la externalización del control fronterizo a vecinos no comunitarios. Bruselas riega con fondos financieros a países de Oriente Medio y África –lo hizo con Turquía, Libia, Marruecos o Túnez– para desincentivar las salidas desde sus propias fronteras con la mejora de las condiciones de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, buena parte de estos fondos, tal y como vienen denunciando organizaciones como Amnistía Internacional, se destina a implementar medidas de represión contra los migrantes.
Las llegadas a las islas Canarias se han reducido este año un 46,1% después de dos años batiendo récordsEl Gobierno central identificó a Mauritania como el “socio clave” para frenar los cayucos que desbordaban Canarias procedentes de las costas africanas. En el último año y medio, Sánchez ha visitado en tres ocasiones la capital, Nuakchot, –la última hace dos semanas junto a siete de sus ministros– para ahondar en medidas que favorezcan la inmigración “ordenada, segura y regular”. Si bien es cierto que los esfuerzos van encaminados a la creación de oportunidades laborales para abortar el cruce de fronteras, el enfoque de la seguridad que lidera el Ministerio del Interior es el que sigue teniendo una enorme relevancia en la política migratoria del Gobierno.
Mauritania, que sufre una presión migratoria sin precedentes —unos 200.000 malienses sobreviven a duras penas en el campo de refugiados de Mberra—, ha recrudecido su política migratoria en los últimos meses. Entre enero y abril, las autoridades mauritanas aseguran haber interceptado a 30.000 personas en situación irregular: miles de ellas han sido expulsadas a Mali o Senegal; otras miles han sido trasladadas a centros de detención. El diputado senegalés Guy Marius Sagna ha reclamado, a través de su página de Facebook, una misión parlamentaria para comprobar la veracidad de las denuncias sobre detenciones y expulsiones “inhumanas” en Mauritania. Además, se ha multiplicado el desmantelamiento de organizaciones que trafican con seres humanos, enviando a prisión a más de un centenar de miembros de estas redes criminales.
Las policía mauritana ha interceptado a más de 30.000 migrantes: la mayoría han sido expulsados del paísEl opositor mauritano Khally Diallo denuncia que las operaciones policiales en su país –el último del mundo que abolió la esclavitud– están dirigidas exclusivamente contra personas negras. “Curiosamente entre los arrestados y deportados no hay marroquíes ni pakistaníes”, aseguró el diputado en declaraciones al diario francés Le Monde. Diallo se refiere a una redada este mismo año en la que la policía expulsó a cinco mauritanos negros antes de que el Gobierno se diese cuenta del error y repatriase a sus compatriotas. El parlamentario vincula el giro de Nuakchot con los acuerdos con la UE y España. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y Sánchez anunciaron hace ahora un año una inversión de unos 500 millones de euros en Mauritania.
Las embarcaciones que parten desde Nuadibú hacia Canarias, actualmente con ciudadanos malienses en su mayoría, pero también senegaleses, gambianos, guineanos, pakistaníes o bangladesíes han descendido drásticamente, según confirman fuentes policiales. Desde Interior se asegura que la política migratoria basada en “la cooperación bilateral” con los países de origen y tránsito de la migración en la lucha contra las mafias ha evitado en origen el 40% de las salidas irregulares al archipiélago. Hasta el 31 de julio, 11.575 personas llegaron a las costas canarias, frente a las 21.470 que lo hicieron el año pasado. En el mismo periodo, 191 embarcaciones han arribado este año, a diferencia de las 328 que llegaron en el 2024.
Expertos advierten de que “no hay menos inmigración irregular”, sino que están mutando los flujosCecilia Estrada, directora de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos, aclara que los números negativos que plasman los últimos balances del Ministerio del Interior pueden conducir a “un espejismo” porque “la presión migratoria no desaparece, sino que se desplaza”. La investigadora explica el fenómeno migratorio como un globo de aire, al que si aprietas por un lado el oxígeno puede moverse hacia el contrario, pero seguirá ahí hasta que encuentre una fuga. Es decir, cuando unas rutas migratorias se sellan, otras se abren paso, cada vez más fragmentadas. “No hay menos inmigración irregular”, insiste en conversación telefónica Estrada, quien asegura que esto tiene su explicación en que no desaparecen las causas estructurales que llevan a las personas a huir de sus lugares de nacimiento: conflictos armados, cambio climático, hambrunas, etcétera. De hecho, a medida que la ruta canaria ha ido descendiendo en los últimos meses la ruta argelina con destino a la Península y Baleares ha ido aumentando, tímidamente.
Para Iñigo Vila, director de Emergencias de la Cruz Roja, es muy pronto para considerar que se está produciendo un cambio de tendencia, pese a los últimos picos de desembarcos registrados en las islas Baleares. Son cifras que preocupan, pero no han llegado a sonar las alarmas. De enero a julio han llegado a Baleares 3.482 inmigrantes en 182 embarcaciones procedentes de Argelia, lo que supone un crecimiento del 124% con respecto al año anterior. Si se mantiene la tendencia actual, al acabar el 2025 el número total de arribados por mar a Baleares se aproximaría a los 13.200. Canarias cerró el 2024 con 46.843 entradas irregulares. No obstante, Vila advierte que esto dependerá de una conjunción de numerosos factores (vigilancia en las costas argelinas, logística de las organizaciones, meteorología o estado de la mar) que pueden hacer dinamitar las proyecciones.
La ruta argelina con destino a Baleares repunta, pero con más subsaharianos que magrebíes a bordoNo obstante, hay un dato que sí indica que los flujos migratorios pueden estar mutando ante la presión en la fachada atlántica. Según datos a los que ha tenido acceso La Vanguardia, hasta el 15 de julio del año pasado el 69% de las personas que llegaban a Baleares eran magrebíes frente a un 33% que eran subsaharianos, mientras que la estadística se ha volcado por completo: ahora el 66% de los que alcanzan las costas baleares son subsaharianos que han subido hasta el norte de África para pisar suelo europeo.
Sin imágenes de saltos a las vallas fronterizasLa “permanente”, tal y como la califican en el Ministerio del Interior, colaboración de las fuerzas de seguridad marroquíes en las proximidades de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla lleva propiciando que los antes habituales saltos a las vallas se hayan convertido en excepcionales. El férreo control policial, más allá de servir de disuasión, ha bloqueado los intentos masivos. Hay que remontarse a septiembre del año pasado para encontrar en las hemerotecas una intentona en Ceuta, que finalmente fue frustrada en la frontera del Tarajal.
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