Estrategia para el mercado interior de la UE | Ómnibus lleno de desregulación
Ursula von der Leyen tiene una visión. Al menos eso es lo que dice un documento sobre la estrategia de la UE para el mercado interior, que el presidente de la Comisión presentó el miércoles en Bruselas. Promete “mayor libertad de movimiento dentro del mercado interior y más protección en sus fronteras”. Se dice que, especialmente en vista de los crecientes riesgos globales, el mercado europeo debe “seguir siendo un refugio seguro”.
Se trata de un “paquete ómnibus”, un conjunto de leyes que se votarán de una sola vez. Esto debería ocurrir rápidamente: los ministros de Economía de los Estados miembros discutirán las propuestas de la Comisión el jueves próximo. Paralelamente se están celebrando debates en el Parlamento Europeo.
La estrategia pretende garantizar la seguridad principalmente a través de la desburocratización: se reducirán las acciones unilaterales nacionales, se estandarizarán las normas existentes en los estados miembros y se reducirá la carga de las empresas, según el anuncio. Las propuestas se centran en la desregulación del sector servicios. La Comisión quiere permitir el acceso transfronterizo a los servicios, por ejemplo en el sector de la construcción o en la instalación y reparación de equipos industriales. Se deben estandarizar las normas sobre estándares tecnológicos, gestión de residuos y normativas de embalaje. Para proteger a los consumidores, como dicen.
No está claro hasta dónde llegará la liberalización y si, por ejemplo, se debería restringir el margen de decisión local sobre normas ambientales. Los detalles de un marco a nivel de la UE para los servicios de entrega y el comercio electrónico también están todavía abiertos. Bruselas quiere facilitar el acceso transfronterizo al mercado en sectores competitivos.
No está claro hasta dónde llegará la liberalización y si, por ejemplo, se debería restringir el margen de decisión local sobre normas ambientales.
Más concretos, sin embargo, son los enfoques para simplificar el reconocimiento de cualificaciones y la colocación de trabajadores altamente cualificados. Los sindicatos critican que el hecho de que no se mejore la controvertida Directiva de Servicios de 2006 sea una oportunidad perdida. Esto ha erosionado los derechos laborales, particularmente en la agricultura, la construcción y el transporte por carretera.
La propuesta actual amenaza con afianzar esta “carrera hacia el abismo”, advierte Esther Lynch, presidenta de la Confederación Europea de Sindicatos. La estrategia para el mercado interior debe garantizar unos estándares mínimos y no debe impedir que los Estados miembros o los interlocutores sociales establezcan derechos laborales que vayan más allá de éstos. Según Lynch, éste es el peligro de las propuestas actuales.
También son controvertidas las regulaciones que eximen a las empresas medianas de las obligaciones de información sobre normas ambientales y sociales. Para ello, la Comisión está creando una nueva categoría de empresas con hasta 700 empleados. "Esto no debe dar lugar a lagunas en nuestra legislación", advierte la eurodiputada verde Anna Cavazzini en respuesta a una pregunta de nd.
Por el contrario, las propuestas de digitalización son vistas mayoritariamente de forma positiva. Prometen procedimientos simplificados, por ejemplo a la hora de registrar productos. También existe acuerdo en que en el futuro todos los productos deberán estar provistos de un código QR que proporcione información sobre los ingredientes, las opciones de reciclaje y los estándares.
Se considera especialmente útil la introducción de normas de sostenibilidad en la contratación pública. "Cuando se saca a licitación la construcción de una escuela o la limpieza de un edificio, el Estado suele conseguir la oferta más barata", explica Cavazzini. Dado que la legislación de la UE permite criterios sociales y de sostenibilidad, pero no es obligatoria, la mayoría de los municipios temen posibles demandas, por lo que en la actualidad hasta dos billones de euros quedan sin efecto regulador. La exigencia es una señal positiva. Además, Cavazzini, en línea con los sindicatos, pide que la contratación pública esté vinculada a criterios sociales como las normas de la negociación colectiva. Sin embargo, la Estrategia para el Mercado Interior no prevé este aspecto.
La situación es diferente cuando se trata de los requisitos de una participación mínima europea en la fabricación de productos: una “estrategia de contenido local” de este tipo está en la lista de deseos tanto de los sindicatos como de las asociaciones empresariales locales. En vista de los actuales conflictos aduaneros, este tipo de barreras comerciales podrían suponer un alivio para las empresas europeas. Sin embargo, se discute si esto es compatible con las reglas de la Organización Mundial del Comercio.
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