El cambio climático no perdona nuestras miradas. El aire contaminado es especialmente peligroso para ellos.

El calentamiento global no se limita al derretimiento de los glaciares, los incendios forestales y las olas de calor. Su impacto en nuestra salud es cada vez más visible, incluido el sentido que condiciona nuestra vida cotidiana más de lo que solemos percibir: la vista. Como advierten los médicos, los ojos son uno de los órganos más expuestos al medio ambiente y el cambio climático no hace más que incrementar este riesgo. Arco. Justyna Krowicka, oftalmóloga y cirujana, jefa de la clínica Gemini, advierte: la vista está expuesta directamente a factores externos.
– Los ojos absorben todas las longitudes de onda de la radiación solar, incluso las invisibles – explica Justyna Krowicka, oftalmóloga y cirujana. – Cuanto más envejecemos, más sentimos sus efectos nocivos. El problema también afecta a los niños: absorben casi la mitad de la dosis total de radiación UV en las dos primeras décadas de su vida, lo que puede provocar graves daños en el futuro.
Pero el sol es sólo uno de los culpables. Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Toronto indica que el aumento de las temperaturas, la exposición a la luz ultravioleta, pero también la contaminación del aire y las infecciones tienen un impacto real en la salud de nuestros ojos. Los médicos estiman que hasta un 20 por ciento. Los casos de cataratas son el resultado de una exposición excesiva a la radiación ultravioleta, y la enfermedad, que antes era característica de las personas mayores, se diagnostica cada vez más a una edad más temprana.
El polvo en suspensión PM10, que forma parte del smog, irrita los ojos, contribuye a su sequedad, altera el parpadeo y, en consecuencia, aumenta el riesgo de síndrome del ojo seco e inflamación.
– Cada vez con mayor frecuencia los pacientes refieren síntomas de alergia e inflamación de los párpados, que pueden estar directamente relacionados con la calidad del aire – afirma el médico. Krowicka.
Ante el cambio climático, no podemos olvidarnos de la importancia de las vitaminas. La disponibilidad reducida de ácido fólico (B9), los trastornos de su metabolismo, así como las deficiencias de vitaminas A, C, D, E y del grupo B afectan negativamente al funcionamiento del nervio óptico y de la retina. Al mismo tiempo, los expertos advierten contra la suplementación incontrolada, especialmente de vitamina A, que en exceso puede ser perjudicial.
También son preocupantes los informes sobre un número creciente de infecciones de tracoma, una grave enfermedad ocular que afecta principalmente a los países en desarrollo, pero que se ve agravada por las altas temperaturas y la sequía. En una era en la que los viajes exóticos son cada vez más populares, los médicos instan a las personas a permanecer alertas incluso después de regresar de vacaciones.
Fuente: Clínica Géminis Actualización: 05/03/2025 12:30
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